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Ada golpeó la puerta de la habitación de Geraldine, sintiéndose extraña y nerviosa por no saber qué le esperaba en las próximas horas

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Ada golpeó la puerta de la habitación de Geraldine, sintiéndose extraña y nerviosa por no saber qué le esperaba en las próximas horas.

El día anterior, Geraldine se había acercado a ella mientras leía en la biblioteca y la había invitado, de una forma en la que no podría haberse negado jamás, a una noche de chicas en su cuarto. Según la rubia, lo había planeado todo a modo de darle la bienvenida a la familia como era correcto.

Lo había hecho sonar como lo más divertido del mundo, pero a Ada enseguida le habían entrado dudas de todo tipo. Por más que Geraldine se esforzara por ser su amiga, había algo que no dejaba que Adelaine le creyera por completo. Quizás solo era una idea suya, pero al igual que con Robert, no era irracional escuchar su interior y mantener cierta reserva.

Le había dicho que no estarían solas, Char y Carol irían, por supuesto. Y quizás tendrían más compañía, pero Ada aún no sabía de quienes se trataría.

La puerta se abrió y Dina la recibió con una sonrisa inmensa. —¡Has llegado! Estaba a punto de ir a por ti, creí que te escaparías de nosotras. Vamos, adelante, entra.

Se hizo a un lado y Adelaine entró despacio, observando todo a su alrededor con disimulo. Nunca había estado allí y tampoco se sorprendió al ver que era muy diferente a la habitación de Charlotte con su estilo clásico y sofisticado de princesa.

Había muchas fotos enmarcadas en las paredes, alfombras mullidas y un mobiliario muy moderno de color negro. Era como si las habitaciones de cada una fueran reflejos de la personalidad de las hermanas, que no podían ser más diferentes entre sí.

Enseguida vio que Charlotte estaba allí, sentada en la cama con su celular en la mano y Carol estaba en una silla frente a un tocador con espejo, el cual parecía salido de un set de película hollywoodiense, mientras alguien la peinaba.

Esta última persona se giró hacia ella y entonces Ada pudo reconocerla.

—¡Hola, Ada! —Saludó.

—Hola, Amber —compuso ella feliz y más relajada. Amber le agradaba, a diferencia de su horrible hermano mayor.

—¡Nos divertiremos tanto esta noche! —Exclamó Geraldine tomándola de una mano y llevándola a la cama para que se sentara junto a ella—. Tenía tantas ganas de hacer esto, hace muchísimo tiempo que no nos juntamos todas y tenemos una verdadera noche de chicas.

—Es tan divertido, Adelaine, no tienes ni idea —compuso Charlotte que estaba al otro lado de la cama. Su tono, por supuesto, estaba cargado de sarcasmo.

Geraldine entrecerró los ojos hacia ella y se levantó de un salto. —Dame eso, los hombres no tienen permitido interferir esta noche —declaró.

Char arrugó la frente. —¿Le has asignado un sexo a mi teléfono?

Ignorando su burla, Dina le quitó el celular a su hermana y se alejó rápidamente mientras enviaba un mensaje de audio por el mismo. —Charlie va a irse ahora, Max. Que tengas buenas noches, te la devolveré mañana por la mañana.

Mentiras reales (Descontrol en la realeza 5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora