30. 𝗖𝗔𝗟𝗟𝗘𝗝𝗢́𝗡 𝗞𝗡𝗢𝗖𝗞𝗧𝗨𝗥𝗡

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                  Lucy miró a Ginny y sonrió forzadamente, la niña de once la miró confundida y curiosa por saber lo que Lucy traía en manos

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                  Lucy miró a Ginny y sonrió forzadamente, la niña de once la miró confundida y curiosa por saber lo que Lucy traía en manos. Lucy, al ver que Ginny dió unos pasos hacia ella, cerró rápidamente el cofre y lo tapó con una manta rápidamente.

  —¿Qué era éso? —preguntó la pequeña pelirroja viendo con curiosidad lo que Lucy escondía bajo la manta.

  —Nada —dijo secamente Lucy, tratado de tomar una postura despreocupada.

  Ginny la miró unos segundos dudosa, se encaminó hasta su cama y sacó sus zapatos de debajo de ella, para luego mirar de reojo a Lucy y volver a salir.

  Lucy soltó un suspiro de alivio al ver cerrarse la puerta nuevamente.

  ⟨—Estuvo cerca⟩. Pensó Lucy, sentándose sobre el cofre.

°•°

La vida en La Madriguera era de lo mejor para Lucy, estaba que desbordaba alegría por haber salido de aquél orfanato. Pero claro, no demostraba ésa alegría.

  Su relación con Charlie era extraña, ya que ni una vez le había llamado papá, lo cual era la meta de Charlie. El pelirrojo se había prometido a sí mismo que algún día su hija lo llamaría así, por lo que era. Pero Lucy ahora lo llamaba Charlie o en ocasiones Char, haciendo desilucionar al pelirrojo.

  Pero al menos era un avance. Acortó su nombre.

  Harry se llevó un buen susto la primera vez que se miró en el espejo que había sobre la chimenea de la cocina, y el espejo le gritó: «¡Vaya pinta! ¡Métete bien la camisa!». Lucy había soltado una carcajada al escuchar aquello cuando estaba leyendo, sentada en el sofá de la sala.

  ⟨—Pobre Harry⟩. Había pensado Lucy, para luego volver a su lectura.

Las explosiones en el cuarto de Fred y George se consideraban completamente normales. Lucy sabía perfectamente lo que los gemelos intentaban hacer. Aquella vez que los había encontrado, escondían sustancias químicas que seguramente su abuela se enojaría si los viera con ellas.

  Pero por otro lado, lo que Harry encontraba más raro en casa de Ron, no era el espejo parlante ni el espíritu que hacía ruidos, sino el hecho de que allí, al parecer, todos le querían.

  Aunque Lucy resultara ser tan dura con él y no mostraba signos de perdonarlo, Lucy seguía siendo una gran amiga para James Jr.

  Una mañana soleada, cuando llevaba más o menos una semana desde que Harry había llegado a la madriguera, cuando Ron y él bajaron a desayunar, encontraron al señor y la señora Weasley sentados con Lucy y Ginny en la mesa de la cocina. Los señores Weasley charlaban con Ginny sobre su primer año en Hogwarts, mientras que Lucy comía sus tostadas, apoyando su cabeza en su mano, viendo divertida las expresiones que hacía Ginny ante las palabras de sus padres.

✓ DRAGONS, harry potter [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora