35. 𝗘𝗟 𝗙𝗔𝗡 𝗗𝗘 𝗥𝗬

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.capítulo treinta y cinco

          Al día siguiente, Lucy se encontraba sentada en la mesa de Gryffindor para el desayuno

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          Al día siguiente, Lucy se encontraba sentada en la mesa de Gryffindor para el desayuno. Bajo el techo encantado, que aquel día estaba de un triste color gris, las cuatro grandes mesas correspondientes a las cuatro casas estaban repletas de soperas con gachas de avena, fuentes de arenques ahumados, montones de tostadas y platos con huevos y beicon.

  Lucy se encontraba sentada junto a Hermione, que tenía su ejemplar de Viajes con los vampiros abierto y
apoyado contra una taza de leche.

  Pero Lucy miraba a la personita que se encontraba sentada frente a ella. Y al parecer algunos Gryffindors también la observaban de reojo, sorprendidos de que ahora se sentara allí.

—¡¿Me pasas el plato de las tostadas?! —exclamó Sara con su energía de siempre, señalándose a Hermione el plato que estaba a su lado.

  Hermione—, sin apartar la mirada de su interesante libro—, extendió su brazo hacia el plato y se lo pasó. Sara lo recibió con ambas manos.

—¡Gracias! —exclamó felíz, poniendo el plato frente a ella.

  Comenzó a preparar en un plato, tostadas con mermelada. Lucy frunció su ceño confundida.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Lucy al fin, viendo como la rubia se llevaba una tostada a la boca.

Buegno, yo quigue venirg... —terminó de tragar su comida, para luego seguir hablando rápido— a desayunar con mi jefa. ¿No crees que fue una genial decisión?

  Lucy—, con su mentón apoyado en la palma de su mano—, volvió a fruncir el ceño y murmuró:

—Lo dudo... —murmuró por lo bajo, viendo cómo Sara se atragantaba con una tostada y Ginny le daba unos golpecitos en la espalda.

  Luego llegaron Ron y Harry al comedor, sentándose al lado de la pelirroja. Al instante, Lucy y Hermione fruncieron sus ceños.

—Buenos días —dijo Harry, sentándose al lado de Lucy.

  Pero la frialdad con que Hermione dijo «buenos días», hizo pensar a Harry que todavía les reprochaba la manera en que habían llegado al colegio. Lucy murmuró entredientes, dejando a la vista su enojo.

  Neville Longbottom, por el contrario, les saludó alegremente. Neville era un muchacho de cara redonda, propenso a los accidentes, y era la persona con peor memoria de entre todas las que Harry había conocido nunca.

—El correo llegará en cualquier momento —comentó Neville—; supongo que mi abuela me enviará las cosas que me he olvidado.

  Efectivamente, un centenar de lechuzas penetraron con gran estrépito en la sala, volando sobre sus cabezas, dando vueltas por la estancia y dejando caer cartas y paquetes sobre la alborotada multitud. Un gran paquete de forma irregular rebotó en la cabeza de Neville, y un segundo después, una cosa gris cayó sobre la taza de Hermione, salpicándolos a todos de leche y plumas.

✓ DRAGONS, harry potter [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora