119. 𝗗𝗢𝗕𝗕𝗬

8.8K 809 261
                                    

.dobby

dobby

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

         El comienzo del mes de diciembre llevó a Hogwarts vientos y tormentas de aguanieve

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

         El comienzo del mes de diciembre llevó a Hogwarts vientos y tormentas de aguanieve. Aunque el castillo siempre estaba frío en invierno por las fuertes corrientes de aire, a Lucy le alegraba encontrar las chimeneas encendidas y los gruesos muros cada vez que volvía del lago, donde el viento hacía cabecear el barco de Durmstrang e inflaba las velas negras contra la oscuridad del cielo.

Imaginó que el carruaje de Beauxbatons también debía de estar bastante frío. Notó que Hagrid mantenía los caballos de Madame Maxime bien provistos de su bebida preferida: whisky de malta sin rebajar. Los efluvios que emanaban del bebedero, situado en un rincón del potrero, bastaban para que la clase entera de Cuidado de Criaturas Mágicas se mareara. Esto resultaba inconveniente, dado que seguían cuidando de los horribles escregutos y necesitaban tener la cabeza despejada.

—No estoy seguro de si hibernan o no —dijo Hagrid a sus alumnos, que
temblaban de frío, en la siguiente clase, en la huerta de las calabazas—. Lo que vamos a hacer es probar si les apetece echarse una siesta... Los pondremos en estas cajas.

Sólo quedaban diez escregutos. Aparentemente, sus deseos de matarse se habían limitado a los de su especie. Para entonces tenían casi dos metros de largo. El grueso caparazón gris, las patas poderosas y rápidas, las colas explosivas, los aguijones y los aparatos succionadores. Desalentada, la clase observó lasenormes cajas que Harry acababa de llevarles, todas provistas de almohadas y mantas mullidas.

—Los meteremos dentro —explicó Hagrid—, les pondremos las tapas, y a
ver qué sucede.

Pero no tardó en resultar evidente que los escregutos no hibernaban y que no se mostraban agradecidos de que los obligaran a meterse en cajas con
almohadas y mantas, y los dejaran allí encerrados. Hagrid enseguida empezó a gritar: «¡No se asusten, no se asusten!», mientras los escregutos se
desmadraban por el huerto de las calabazas tras dejarlo sembrado de los restos de las cajas, que ardían sin llama. La mayor parte de la clase (con Malfoy, Crabbe y Goyle a la cabeza) se había refugiado en la cabaña de Hagrid
y se había atrincherado allí dentro. Harry, Ron, Lucy y Hermione, sin embargo, estaban entre los que se habían quedado fuera para ayudar a Hagrid. Entre todos consiguieron sujetar y atar a nueve escregutos, aunque a costa de numerosas quemaduras y heridas. Al final no quedaba más que uno.

✓ DRAGONS, harry potter [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora