31. 𝗦𝗔𝗥𝗔 𝗔𝗟 𝗥𝗘𝗦𝗖𝗔𝗧𝗘

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             Lucy miró el entorno

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             Lucy miró el entorno. Habían salido a un lúgubre callejón que parecía estar lleno de tiendas dedicadas a las artes oscuras. La que acababa de abandonar, Borgin y Burkes, parecía la más grande, pero enfrente había un horroroso escaparate con cabezas reducidas y, dos puertas más abajo, tenían expuesta en la calle una jaula plagada de arañas negras gigantes.

  Dos brujos de aspecto miserable los miraban desde el umbral y murmuraban algo entre ellos. Harry se apartó asustado, procurando sujetarse bien las gafas, no soltar a Lucy y salir de allí lo antes posible.

  Un letrero viejo de madera que colgaba en la calle sobre una tienda en la que vendían velas envenenadas, les indicó que estaban en el callejón Knockturn.

  Cuando Lucy decidió que le mejor era tranquilizarse y pensar en qué había que hacer, una voz la asustó:

—¿No estarás pérdida, cariño? —le dijo una voz al oído, haciéndole sobresaltar

  Lucy se giró para ver a una bruja de mirada malévola y una sonrisa para nada buena. Tenía ante ella a una bruja decrépita que sostenía una bandeja de algo que se parecía horriblemente a uñas humanas enteras. La miraba de forma malévola, enseñando sus dientes sarrosos.

  Harry se echó hacia Lucy, en el momento en que las manos de la bruja trataron de tocar los rojizos cabellos de la niña.

—Estamos bien, gracias —respondió Harry con una mirada fulminante hacia la mujer que había tratado de tocar a Lucy.

—¡JEEEEEFAAAAAAAA! —gritó una voz femenina a lo lejos, y como si fuera arte de magia, Sara apareció corriendo a toda velocidad en dirección a ellos. Pero aún gritando, cruzó de largo al no poder frenar rápidamente.

  Lucy llevó su mano derecha a su rostro. ¿Cómo era posible que Sara estuviera allí?

  Harry miró entre divertido y sorprendido la llegada de la rubia. Sara frenó con los talones de sus pies a tiempo, unos cinco pasos lejos de ellos. Y regresó a paso pesado, para luego dar una bofetada a la mano de la bruja que aún seguía con la mano extendida, pero ahora confundida.

  La bruja la miró indignada.

—¡HARRY, LUCY! ¿Qué demonios estás haciendo aquí?

  El corazón de Harry dio un brinco, y la bruja también, con lo que se le
cayeron al suelo casi todas las uñas que llevaba en la bandeja, y le echó una maldición mientras la mole de Hagrid, el guardián de Hogwarts, se acercaba con paso decidido y sus ojos de un negro azabache destellaban sobre la hirsuta barba.

✓ DRAGONS, harry potter [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora