✓ DRAGONS, harry potter [#1]

128. 𝗘𝗟 𝗕𝗔𝗡̃𝗢 𝗗𝗘 𝗣𝗥𝗘𝗙𝗘𝗖𝗧𝗢𝗦

.el baño de prefectos

        El Jueves por la tarde, Lucy se encontraba en la torre norte, leyendo un libro llamado "Siete asesinatos, un asesino", la chica disfrutaba de aquellos libros, más cuando estaba sola y sumida en un silencio que la dejaba concentrarse. Amaba esos géneros de libros, porque siempre terminaba dando en el blanco acerca del asesino, siempre sabía quién era.

Estaba sentada en la ventana de la torre, con una hermosa vista hacia el Campo de Quidditch. El cielo estaba nublado, una leve brisa batía la nieve que caía en picada. Los banderines de las gradas del campo, se agitaban por lq fuerza que ejercía el viento y la nieve.

La pelirroja ignoraba el frío, ya que ni siquiera lo sentía. Había olvidado cómo se sentía el frío, desde que había fortalecido su vínculo con Rawraq, su cuerpo comenzó a estar de una temperatura caliente todo el tiempo, mientras que Rawraq podía sentir el frío cuando pasaba los -2°. La chica pasaba su mano sobre la página de su libro, cada vez que la nieve caía sobre él. Rawraq se encontraba escondido dentro de su abrigo, durmiendo su siesta.

Unos pasos resonaron por las escaleras, anunciando que alguien subía las escaleras apresuradamente. Lucy giró su cabeza hacia las escaleras en cuanto los pasos se detuvieron al subir del todo. Cedric respiraba con dificultad, viendo a Lucy con sorpresa.

—Lo siento... Creí que no había nadie —se disculpó, viendo a Lucy con pena—. Mejor me voy —susurró, girando sobre sí y agarrando la barandilla de las escaleras, para volver a bajar.

Pero Lucy lo detuvo, diciendo:

—Si necesitas pensar, puedes quedarte —dijo Lucy, volviendo a ver su libro—. Pero llegas a hacer ruido, y me distraes de mí libro, te lanzo de la torre —amenazó.

Cedric ahogó una risa con una sonrisa y volvió a girar, para dirigirse hacia la ventana que estaba a la izquierda de en la cual Lucy estaba sentada. Observó el paisaje, echándole una mirada de reojo a Lucy (la chica estaba muy concentrada en su libro).

—¿"Siete muerte, un asesino"? —preguntó el castaño, viendo la tapa del libro con una media sonrisa—. Hasta los libros que lees son siniestros, Lucy.