104. 𝗟𝗔 𝗖𝗜𝗧𝗔

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.ciento cuatro

              LUCY ESTABA ENOJADA CON SIGO MISMA, sabía que ya no podía rechazarle la cita a Cedric, pero se había planteado un plan

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              LUCY ESTABA ENOJADA CON SIGO MISMA, sabía que ya no podía rechazarle la cita a Cedric, pero se había planteado un plan. Cedric debía darse cuenta de que no era la chica que él pensaba que era. Seguro se hacía la idea de que ella era una chica de un tierno corazón y que pasarían una hermosa tarde. Pero no.

—Repíteme otra vez el plan —suplicó Hermione, sentada en la cama de Lucy con Crookshanks en su regazo, mientras Lucy estaba parada frente a ella con un atuendo que nunca la había visto usar.

  La pelirroja usaba una remera blanca salpicada de pintura roja, junto con un enterito jardinero de jean azul y unas simple zapatillas. Su cabello estaba atado en una cola de caballo, dejando dos mechones a los lados de su rostro.

—Bien, primero: veré a Cedric en las escaleras y fingiré una torpe caída —explicó Lucy. Hermione frunció su celo y asintió—; segundo: él me llevará al Lago Negro (dónde tendremos la estúpida cita) y trataré de arruinarlo lo más posible...

—¿No es más sencillo decirle que no quieres nada con él? —preguntó Hermione confundida.

—No, ¿por qué crees que armé este plan? —dijo Lucy, girando sus ojos con fastidio—. Cedric es como un cachorro, tu lo lastimas y se pone malo contigo. Es mejor que no tomemos a otro enemigo en otro de nuestros años en Hogwarts.

  Hermione asintió, acarició a Crookshanks y volvió a observar el atuendo de Lucy.

—¿Y por qué la vestimenta? —preguntó Hermione.

—Oh, es otro de los pasos. Le diré que así es como visto todo el tiempo —explicó Lucy—. Pensará que soy un asco.

—Lucy, te ves bien —dijo Hermione, mientras veía como el rostro de Lucy cambiaba.

—¿Y recién ahora me lo dices? —preguntó Lucy frustrada, mirando el reloj de la habitación—. Solo quedan siete minutos para la cita.

  La castaña quiso reír al ver cómo su amiga se alteraba.

—¿Qué hay de los otros pasos? —preguntó curiosa.

—En el siguiente, se supone que Sara debe llegar de la nada y arruinar todo —explicó, pasando sus manos por su rostro.

  Era muy joven como para sufrir un ataque cardíaco, y dudaba mucho que su sangre de dragón pudiera dejar que se muriera. Odia no poder saltear todo aquello.

—Esto no suena nada seguro, Lucy —dijo Hermione, mientras Lucy agarraba su mochila con cosas básicas y Rawraq volaba de un mueble hasta su hombro—. Solo dile que solo lo quieres como amigo y ya.

—No gasté mi tiempo para solo decirle eso y ya —bufó Lucy, caminando hacia la puerta. La abrió y volvió a girar hacia Hermione una última vez—. Deséame suerte.

✓ DRAGONS, harry potter [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora