✓ DRAGONS, harry potter [#1]

115. 𝗣𝗥𝗜𝗠𝗘𝗥𝗔 𝗣𝗥𝗨𝗘𝗕𝗔

                Luego de su primera clase, Historia de la Magia, se dirigieron al Gran Comedor. Una vez sentados allí, Sara apareció como cada día, pero—, ahora,— con el pin que decía «YO APOYO A POTTER». Hermione había cambiado el de la P.E.D.D.O por la misma que Sara y Lucy, sorprendentemente, se había puesto el que le dió Sara: «YO AMO A POTTER».

—Todo irá bien, Ry —aseguró Lucy, viendo a Harry tomar el jugo con duda—. Solo no golpees al dragón, ya sabes —le aconsejó.

Harry observó a Rawraq. Rogaba para que le tocara el Bola de Fuego Chino, ya conocía lo suficiente a Rawraq y podía sobornarlo con un cerdo.

—Además, si ganas, mi jefa será tuya —soltó Sara como si nada.

El azabache se atragantó con la comida y Lucy fulminó a Sara, no ayudaba a Harry, lo iba a distraer.

—Sara, cierra la boca —ordenó Lucy y Sara no sé negó, asintió y obedeció.

  La profesora McGonagall entró en el Gran Comedor y fue a toda prisa hacia Harry. Muchos los observaban.

—Los campeones tienen que bajar ya a los terrenos del colegio... Tienes que prepararte para la primera prueba.

—¡Bien! —dijo Harry, poniéndose en pie. El tenedor hizo mucho ruido al
caer al plato.

—Buena suerte, Ry —le susurró Lucy.

—¡Todo irá bien! —dijo Hermione con una sonrisa.

Sara asintió emocionada y sin abrir la boca.

—Sí —contestó, con una voz que no parecía la suya.

  Luego del almuerzo, las tres salieron del Gran Comedor, la primera prueba estaba por empezar. Los alumnos se empujaban por los pasillos para salir del castillo e ir al campo.

—¿Creen que Harry estará bien? —preguntó Ginny, llegando de entre la marea de estudiantes y caminando al lado de Lucy.

—Harry podrá hacerlo —dijo Lucy, viendo al frente, mientras cruzaban por el campo.

—¡Eh, aquí están! —exclamaron Fred y George, llegando por detrás de las cuatro.

George se puso entre Lucy y Ginny, pasando sus brazos sobre los hombros de las dos pelirrojas, y Fred se puso entre Lucy y Hermione, repitiendo la acción de su gemelo. Parecían muy animados, más de lo normal.

Fred observó a Sara sorprendido.

—¿Por qué Sarita no está como una cotorra? —preguntó el pelirrojo, viendo a las demás interrogante.

Lucy rodó los ojos.

—Ya puedes abrir la boca, Sara —dijo Lucy y Sara soltó el aire que estaba reteniendo.

—¡Auh, ya no soportaba más! —exclamó la rubia.

—Bien, aquí está nuestra sobrina favorita —dijo George a Lucy.