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- Hola enamorada

La observe elevando mi vista, me encontraba desayunando tranquila en mi departamento. O eso intentaba hasta que Ana se apareció frente a mí. Los chicos ya se habían enterado y estaban felices, pero también estaba la parte chismosa de mi prima que no iba a dejarme ir a descansar en paz así que me prefirió, por esta vez, por encima de su novio.

- Buen día – comenté y seguí tranquila con lo que hacia

- Vaya que no te agrado – comenzó a prepararse su desayuno

- Recién me levando – sonreí – estoy bien si eso es lo que quieres saber – reí

- Lo sé – afirmo con una sonrisa – se te nota, estas distinta

Fruncí el ceño y reí negando. A veces Ana podía ver un poquito más allá de las cosas y si, le daba la razón a que hoy me sentía distinta. Me sentía feliz, tranquila y enamorada, algo que jamás hubiese pensado sentir.

- Oye y – volvió a llamar mi atención - ¿Cuándo piensan ponerse de novios? Digo, ahora ambos saben que se quieren – movió sus hombros

- No me dejaras en paz, ¿verdad?

- No y te aseguro que en un rato seguiré por villa – sonrió con malicia – no me detendré hasta que mi plan de cupido haya funcionado

- Tu no fuiste nuestro cupido – la cuestione

- Claro que sí, eres mi sangre y el mi mejor amigo – sonrió – y sin mí, ustedes no se hubieran conocido

- Todo fue gracias a Martin – sonreí

Ella solo me observo indignada

- Y ya déjanos en paz, "cupido" – me levante y deje las cosas en la bacha– las cosas van a ser como tienen que ser, no como tu reloj quiera

- Eso dilo en cirugías – frunció el ceño

- Tengo que ir a trabajar

Tome mis cosas y camine hacia la escalera, pero antes recordé algo

- Cierra la puerta con llave cuando te vayas – hice una mueca con malicia

- Eres cruel – grito

(...)

Observe mi reloj, marcaban las cuatro de la tarde. Al fin terminaba mi turno y aunque fue un día agitado todo estaba en mi cabeza y con todo me refería a las palabras de Ana. Quizás otra vez tendría que tomar la iniciativa de ser atolondrada y robarme un poco más de él.

Suspire entregando la última carpeta con historia clínica a una de las enfermeras, ahora ansiaba solo un café y quizás un poco de besos colombianos para terminar bien.

Mi teléfono me saco de mis pensamientos, sonreí al ver su nombre.

- Hola

- Hola, ¿interrumpo?

- De hecho – parecía que leía mis pensamientos – iba a hablarte ya que mi turno termino

- Genial – su voz se encontraba muy animada – de hecho, estoy fuera

- ¿Qué? – fruncí el ceño

Camine rápidamente hacia la salida del hospital y él se encontraba recostado sobre su auto, elevo su vista hacia arriba y sonrió. ¿Alguien podía decirme si este ser era parte de mi sueño o era real?

- Busque sus cosas señorita que tendremos una cita – su voz sonaba tan tierna mientras cortaba el teléfono

Reí negando y corrí nuevamente por los pasillos del hospital hasta la sala de doctores donde dejábamos nuestras cosas. Tomé todo y nuevamente volví hacia la salida corriendo sin mirar las escaleras.

Mi lugar favorito - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora