Mi lugar favorito - Juan Pablo Villamil

.25.

Un ruido extraño hizo que abriera los ojos rápidamente. Me senté en la cama y comencé a buscar con mis manos a Archie, pero no lo encontré. Aturdida por aquel ruido me levanté, prendí la luz y comencé a observar con cautela mi habitación hasta que pude notar que mi pobre perro se centraba en el suelo jadeando.

- Archie – murmure acercándome a él con desespero – Archie ¿Qué tienes? – le costaba respirar, sentí la desesperación de no poder hacer nada – Archie por favor – Grite. Comencé a tocar su cuerpo, pero él no dejaba de jadear, su abdomen se encontraba duro – por favor – volví a suplicar con desespero

- ¿Qué paso?

Isaza se colocaba a mi lado aturdido. Yo no podía reaccionar ante la situación, no sabía que sucedía. Archie no respondía.

- No sé – sentí como aquella angustia se apoderaba de mi nuevamente

- Permiso Mara – el intento alejarme de mi pequeño perro, pero no podía moverme – Mara, escúchame – me tomo de mi rostro e hizo que lo observara – tenemos que llevarlo al veterinario, pero si no me dejas ayudarte no podemos hacer nada

- Mara, ven – Esta vez sentí como Ana tomaba de mi cuerpo para poder dejar a Isaza tomar a Archie

Mi corazón se encontraba agitado. No podía perder a Archie ahora, no podía quedarme sola sin él, ¿Qué iba a hacer? Ana me obligo a ponerme un pantalón largo y a tomar un buzo para poder salir de ahí.

Camine tras Isaza que se encargaba de llevar a Archie hasta su auto. Ana no soltaba de mi brazo por nada del mundo, ansiaba que esto sea una pesadilla más y que Archie se encontrara bien a mi lado.

Al llegar al hospital veterinario nos quitaron de las manos al pequeño. Y caminando tras ellos me quede observando la ventanilla en donde aquel personal se encargaba de él. Todo pasaba en cámara lenta, aun no lograba descifrar que era lo que le sucedía y para que eran todas esas cosas que le administraban.

- Va a estar bien – Ana murmuraba sobre mi hombro

Mis lágrimas comenzaron a caer una tras otra, pedía por favor que él no se fuera. Sus brazos me contuvieron por un momento, aun no dejaba de mirar la secuencia de aquella habitación. ¿Así era como se sentían los familiares de mis pacientes cuando no recibían alguna información? Porque juraba que la ansiedad y la angustia me mataban poco a poco.

- Ven – Ana tomo de mi mano y me obligo a sentarme en la sala de espera, sobo mi brazo para darme apoyo

- Solo quiero que este bien – murmure

- Ey – Isaza se acercaba a nosotras y tomaba asiento a mi lado – va a estar bien

- ¿y si no?, no quiero perderlo a él también – mis lágrimas me castigaban

- Tu no perdiste a nadie. Aquí estamos y Archie estará bien – me animo Ana

Isaza me abrazo por los hombros y beso mi coronilla, yo solo me acurruque entre ambos a tan solo esperar.

Pero todo fue en un abrir y cerrar los ojos para no querer volver a despertar. El veterinario se acercó a nosotros tan solo para pedir mi autorización para obligar a mi bebe a irse de este mundo, su estómago se había dado vuelta y aunque intentaran normalizarlo con el correr de los minutos empeoraba. Me observo apenado, pero yo me sentía más perdida que antes.

El oxígeno no ingresaba totalmente a mi cuerpo, pero no me quede sentada ahí. Archie me necesitaba entera en estos momentos tan cruciales y dolorosos.

- ¿podre entrar? – con un hilo de voz suplique – no quiero que se vaya solo

- ¿estas seguras? – Ana me susurro