Mi lugar favorito - Juan Pablo Villamil

.4. segunda temporada

Abrí mis ojos lentamente y me frote el rostro para podes despabilarme, note que me abrazaban por la cintura. Voltee lentamente, Gabriela se encontraba a mi lado durmiendo. ¿Qué había hecho?

Observe mi reloj, las ocho de la mañana. Abrí con sorpresa mis ojos y Salí de esa cama lentamente para no despertarla. Tome mi ropa y Salí de la habitación, trague saliva cerrando mis ojos al cerrar la puerta.

- Mierda – murmure molesto

Me vestí rápidamente, tenía que volver a casa antes de que Mara se preocupara más de lo que ya debía de estar.

Salí de aquel departamento y tomé mi teléfono para poder darme cuenta que tenía cinco llamadas de ella y de simón. Tome mi auto y me encamine hacia mi casa, no podía creer lo que había hecho y lo que esto había provocado, ahora me sentía en una verdadera encrucijada en lo que quería para mi vida.

Mi teléfono volvió a sonar.

- Moncho – hable rápidamente

- ¿Dónde mierda estas? – su tono de voz demostraba la molestia que sentía

- Volviendo a casa – murmure con algo de culpa

- ¿pasaste la noche con Gabriela? – note que su voz se tornó bajita - ¿en qué mierda estabas pensando juan pablo? ¿sabes cómo se encuentra mara? Tuve que decirle que te pasaste de copas, que te quedaste a dormir aquí

Suspire molesto.

- Gracias – susurre

- ¿Gracias? – su voz se tornó con sorpresa – no me lo agradezcas porque no lo hice por ti, lo hice por ella

Cerré mis ojos y suspiré nuevamente recordándola, no se merecía esto.

- Tenías razón – confesé

- ¿sobre qué?

- Estoy confundido, simón. Ya no sé qué es lo que quiero

- ¿Qué? – murmuro con sorpresa – villa, tienes una hija con Mara – me recordó – luchaste tanto por ella que ahora me dices que te encuentras ¿confundido?

- Lo sé, lo sé – golpeé el manubrio, me maldije por dentro – no se ni siquiera que voy a hacer

- Te vas a casar, ¿lo recuerdas?

- Si – susurre – lo recuerdo

Escuche un suspiro molesto salir del otro lado de la línea, que mi amigo me haga esto me hacía sentir pésimo.

- Solo quiero decirte algo, has lo que sientas, pero por lo que más quieras no lastimes a Mara – suplico – porque ella te ama de verdad y sé que tu también lo haces, pero, si no estás seguro de tenerla por siempre en tu vida dile la verdad

Metí el auto al garaje, observé mi casa en silencio.

- Y, si tu decisión es no estar más con ella – trague saliva al escuchar eso – espero que no te arrepientas nunca, nada mas

- Te llamare luego – pronuncie

Baje del auto y me adentre a mi hogar. Sonreí al ver la sonrisa de mi hija, ya tenía todos sus dientitos formados y cada vez que sonreía se le marcaban unos pequeños hoyuelos. Tenía la sonrisa tierna de Mara y eso a mí me mataba por dentro.

- Hola ma – me acerque a ella que se encontraba sentada en el sillón, no se había dado cuenta de que me encontraba ahí. Bese su coronilla antes de tirarme al suelo – hola mi pequeña arañita

Cata se levantó del suelo y camino hacia mí, toco mis mejillas y yo bese sus pequeñas manos con ternura. La tome en mis brazos y la abrace con fuerza, quizás así me ayudaba a calmar mis demonios, pero tan solo los empeoraba con el correr de los segundos. Quería llorar porque no sabía que hacer conmigo.