.12. segunda temporada

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Tome a cata en mis brazos, bese su coronilla mientras ella comía una fruta que le había dado mara para que se alimentara antes de subir al avión. No quería despegarme de ella, quería que ambas se quedaran conmigo.

La separe un poco de mí y la observe detenidamente, era mi pequeña arañita, mi pequeña beba que crecía todos los días un poco más.

- ¿te portaras bien? – murmure con una leve sonrisa, ella llevo sus ojos verdes a mí – no hagas regañar a mama, ¿sí? – ella sonrió arrugando su nariz – y tampoco te enamores de nadie – pellizque su nariz de forma tierna – papa te esperara aquí para jugar mucho cuando vuelvas – murmure y la volví a acercar a mí para besar su mejilla – cuida mucho a mama, Cata – ella me observo curiosa

- Mami – murmuro

- Sí, mi amor – sonreí – cuida a Mami por mí – pegue mi frente con la de ella – te amo hija – ella acaricio mis mejillas con ternura

Escuche por el altavoz del lugar que era momento de soltarla por dos semanas. Me acerque lentamente hacia Mara que se encontraba seria, pensativa, perdida, junto con Isaza, Nath, Ana y Laura.

- Mami – cata llamaba su atención y ella la observo haciendo una sonrisa en sus labios tomándola en sus brazos

- Bien, creo que debemos irnos – murmuro

- Cuídate y llámanos cuando llegues – pidió Laura, mara sonrió y la abrazo

- Cuídate – Isaza la observo fijamente y ambos se abrazaron con fuerza

Mientras se despedían, yo solo quería que ya terminaran las dos semanas. Pero había algo que me inquietaba, tenía una sensación extraña que hacía que no pierda de vista ninguno de sus movimientos. Mi cabeza se la estaba grabando.

Ella volteo hacia mí y observo a Cata unos minutos, mediante un suspiro se acercó un poco más a mí.

- Dile adiós a papa – murmuro

Yo solo me acerque a mi hija y bese su coronilla intentando no angustiarme más de lo que ya estaba, vire mis ojos hacia Mara y me acerque a ella y aunque volteara el rostro bese su coronilla quedándome unos minutos sobre esta.

- Adiós – murmuro con una mueca

- Adiós – puse mis manos en mis bolsillos

Observe como se iba sin voltear a verme, mi hija me saludo con su pequeña mano y se acomodó sobre el hombro de Mara para seguirme con su vista. Sonreí para ella ocultando mis ganas de llorar y la saludé.

Mis ojos comenzaron a ponerse rojos y comencé a inhalar y a exhalar mientras cada vez se alejaban más. Cuando las perdí de vista camine hacia el gran ventanal, me quede en solitario en el mismo lugar hasta que el avión desapareció.

Tenía el presentimiento horrible de que esa sería la última vez que vería a Mara aquí.

(...)

Habían pasado cuatro días y aunque las llamara y las viera por video llamada a ambas no era suficiente para mí. No veía la hora de que regresaran.

Escuche el timbre de la gran casa, al llegar a la puerta me detuve unos minutos ansiaba que Gabriela no estuviera detrás de la puerta porque no quería verla.

- ¿Quién?

- Moncho

Abrí la puerta y simulé una sonrisa, pero el negó ingresando con toda seriedad. Se tiro en el sillón y yo lo acompañe imitándolo.

- ¿estás bien?

- Las extraño – confesé y me frote el rostro con mis manos – quiero que vuelvan – suplique – siento que es una tortura estar lejos de ellas

Mi lugar favorito - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora