.45. II

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Con Marco volvimos hasta el piso donde se encontraban mis amigos, tenía que admitir que hablar con él me había tranquilizado un poco y más sabiendo que el confiaba mucho más en mí que yo mismo. Vi que Ricky y el Dr. Aguirre se encontraban hablando con ellos.

- Hola – llame la atención de los cuatro

- Juan Pablo – el Dr. Aguirre sonrió al verme

- Él es el padre de mara – señale a Marco, ambos se saludaron

- ¿Cómo se encuentra mi hija? – pregunto el francés

- Le hicimos un par de estudios, por eso no dijimos nada durante toda la mañana – quería decir algo sarcástico con respecto a eso, pero me mantuve al margen para no generar más revuelo del que ya había – y, más que los politraumatismos que sufrió y que pudimos tratarlos en cirugía, al parecer no presenta daño cerebral ni espinal – sonrió con tranquilidad

- ¿Eso qué quiere decir? – murmuro Isaza confundido

- Que debemos esperar que ella despierte, se encuentra fuera de peligro 

Todos suspiramos con tranquilidad, Isaza me observo con obviedad y yo solo sonreí.

- ¿podremos verla? – Marco pregunto de forma curiosa

- Sí, claro – asintió el Dr. Aguirre

- Creo que debería entrar usted primero – sugerí en un susurro – luego iré yo, no se preocupe – sonreí de costado

El solo asintió y camino detrás de Ricky el Dr. Aguirre para desaparecer. Suspire con tranquilidad, ella estaba bien y solo tenía que despertar. Sonreí levemente tomándome la cabeza.

- ¿y si no? – hablo Isaza recordándome aquella absurda pregunta– sabía que no iba a dejarnos aquí

- Ella va a estar bien – sonrió Moncho

- No puedo creerlo – murmure con felicidad

- Créelo Hombre, ella está bien – sonrió Isaza – ella tiene que hacerte pagar por todo – bromeo

- Que me haga lo que quiera – sonreí con euforia

Mis amigos rieron ante ese comentario. A esta altura si quería golpearme, si quería gritarme, adiestrarme, no me importaba con tal de que ella se quedara conmigo era capaz de hacer todo lo que ella quisiera.

Una vez que salió Marco, ingrese a verla. Ya la habían pasado a una habitación común pero no dejaban de estar esos aparatos ruidosos sobre ella. Tome asiento a su lado y tome su mano.

- Hola, sé que me escuchas – sonreí – se portó muy bien anoche, no me fallo – murmure – usted nunca me decepcionaría – reí bajando mi mirada a su mano, la acaricie tiernamente - ay mi amor, te extraño tanto así que puedes ir abriendo tus ojos – suplique, bese su mano tiernamente – tenemos que hablar de muchas cosas, sobretodo de tu padre – reí recordando la conversación que tuve con el – seguro se dio cuenta ¿no? Él te quiere Mara y quiere que seas feliz – volví a observarla y acaricie esta vez su mejilla con algunos moretones, solo preste atención silbido de su respiración tras aquel respirador – y yo, solo soy feliz con que respires y con qué te quedes conmigo

Me tome de la cabeza mientras que la observaba, mis lágrimas comenzaron a caer por primera vez. Una tras otra, como si mi cuerpo hubiera colapsado al ritmo de mis sentimientos y emociones. Me sentía protegido estando con ella, aunque no me viera.

- Villa

Me seque rápidamente las lágrimas y suspirando voltee a ver a Moncho que ingresaba tímidamente a la habitación.

Mi lugar favorito - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora