.27. I

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Tomé mi garganta con las manos, me senté en la cama con desesperación. Mis pulmones se habían endurecido y comencé a perder la estabilidad psíquica para poder levantarme de la cama. Esto era mucho más que un episodio común, ya no podía ni siquiera dirigir mi cuerpo.

Termine por caer de la cama e intente arrastrarme hacia a mochila, pero no había caso, al no tener oxigeno mi cuerpo no respondía de forma normal y temía morirme aquí sin nadie a mi lado.

Mis lágrimas comenzaron a salir ya que no había manera de auto ayudarme.

- Mara

Isaza entro de golpe a la habitación, me tomo del cuello intentando levantarme del suelo, pero no podía entender lo que decía. Intenté como pude señalar el bolso donde se encontraba el inhalador a lo que el entendió y rápidamente lo tomo tirando todo al suelo.

Me acerco el pequeño inhalador de rescate que el Dr. Aguirre me había dado para estos casos y poco a poco mis pulmones fueron relajándose, mis fosas nasales recibían oxigeno lentamente e Isaza suspiro tirándose al suelo con cansancio.

Una vez que recobre el aliento me lamentaba la situación que le había hecho pasar a mi amigo.

- Yo, lo lamento – murmure, él se sentó para observarme fijamente – esto no

- Mara, casi te mueres – su voz se notaba algo confusa, observe su rostro y estaba a punto de llorar – casi te mueres aquí

Cerro sus ojos tomando su cabeza, el simplemente no entendía que sucedía.

- Pensé que esto no iba a volver a sucederme – al notar la situación y la angustia que mi amigo sintió, mis ojos comenzaron a aguarse – yo lo lamento Isaza

El solo se acercó a mí y me abrazo por los hombros, acomode mi cabeza en su hombro, escuche el suspiro salir de su cuerpo para luego hablar.

- ¿desde cuando eres asmática?

- Cuando murió mi mama lo desarrollé – conté recordando el primer ataque – y luego desapareció por arte de magia, pero hace unos días

El solo asintió entendiendo la situación que había pasado.

- No sabes el susto que me diste – confeso – pensé que te morías y que perdería a mi amiga

Lo observe, el aun no reaccionaba

- Lo lamento – volví a repetir

- Deja de pedir perdón – frunció el ceño – para lo único que deberías de pedirme perdón es si te mueres de verdad y villa me mata

Reí un poco y acaricié su mejilla

- No te matara

- Que tan poco lo conoce – hablo asustado observándome – tiene que decirles a todos esto, para cuidarla y estar atentos

Negué rápidamente y me levanté del suelo para poder comenzar a juntar lo que se había caído de la mochila.

- Mara – me volvió a llamar a lo que lo observar fijamente – lo que acabo de ver fue muy fuerte – confeso – tú no te puedes morir

- No me voy a morir juan pablo – fruncí el ceño enojada

- ¿y que si no hay nadie aquí y esto sucede? o si estos episodios suceden frente a los demás, ¿Qué harán? – molesto pregunto – esto ya no es solo tu salud y tu sola, somos todos. Entiendo que estés dolida, pero somos tus amigos – trago saliva antes de seguir – somos tu familia – murmuro

Baje mi vista al suelo, el tenía razón. Pero no se lo diría a todos, solo quería que se quedara aquí y que jamás por ninguna circunstancia esto se divulgara o que mi cuerpo no me traicionara otra vez.

Mi lugar favorito - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora