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"lo siento chicos me encuentro muy cansada y mañana tengo guardia, me cambiaron las rondas. Diviértanse"

Mande el mensaje al grupo que habíamos formado entre todos. Tire mis cosas al suelo y termine por estrellar mi cuerpo al sillón. Me encontraba totalmente cansada como para seguir respirando. Me exprimieron como un limón el día de hoy.

Me hinque y camine hacia mi habitación para tomar una ducha relajante, me enfunde en ropa cómoda. Más bien en mi pijama que consistía en un short y en una remera gigante que se la había robado a mi hermano en una ocasión.

Camine a la cocina, tenía que pensar que cocinar. Pensé por unos minutos y no se me ocurría nada más que pedir.

El timbre sonó, fruncí el ceño y bajando las escaleras me apoyé sobre la puerta.

- ¿Quién?

- Novio a domicilio

Reí negando, su voz me había dado vida en tan solo microsegundos. Abrí la puerta y él se encontraba sonriendo tiernamente. Me acerque a él para abrazarlo por la cintura y bese sus labios tiernamente.

- Traje la cena – me mostro una caja de pizza

- Muero de hambre – confesé

Ambos ingresamos al departamento y el solo fue a la sala a sentarse en el sillón con la pizza en manos. Busqué platos y vasos para ambos y fui hacia el sentándome frente a él en el suelo. El termino por imitarme sentándose a mi lado, quitándose sus zapatos para estar más cómodo.

- Pensé que saldrías con los chicos – moví mis hombros mientras me servía la pizza

- Pues – rasco su cabeza – digamos que mi novia decidió no asistir y la extrañaba

- Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma ira tras la montaña – dije la expresión sonriendo – gracias por quedarte conmigo – besé su mejilla tiernamente

- Creo que hare esto más seguido – sonrió triunfal

- Cuando quieras – volví a sonreír

La cena había continuado entre risas, besos y caricias. No me había dado cuenta que, a pesar de mi cansancio físico y mental, Villa me recargaba como si fuera gatorade o una droga energética. Me mantenía en aquella armonía de sonreír y disfrutar el momento.

Una vez que terminamos y limpiamos todo nuevamente nos tiramos sobre el sillón. Habíamos puesto música para acompañar el momento.

- Me encuentro lleno – se golpeó el abdomen satisfecho

- Muy rica su pizza señor – le di la razón

- Gracias – sonrió orgulloso

De pronto comenzó a sonar una canción que amaba. "Por el resto de mi vida" de Andrés Cepeda, describía en estos momentos, con él a mi lado muchas cosas- Lo observe con una sonrisa pícara.

- Amor – llame su atención, el me observo fijamente - ¿quieres bailar?

El solo rio levemente, se hinco rápidamente y me tendió su mano

- ¿me permite esta pieza?

Tome su mano, como si fueran hechas a medida. Me recosté sobre su pecho, no era la primera vez que escuchaba su tierno corazón. Se encontraba tranquilo, parecía que tenía la paz entre sus latidos. Sentí sus labios sobre mi cabellera, nuestros pasos iban uno tras otro. Lentos y sincronizados entre sí. ¿Habíamos bailado alguna vez o solo era una leve sensación de haber estado así desde mucho antes?

- Sabes – murmure – esta canción es una de mis favoritas

- Andrés tiene buenas letras – confeso

Mi lugar favorito - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora