Mi lugar favorito - Juan Pablo Villamil

.4.

Mara Bonnaire

Arregle el volado de la prenda que había elegido, como siempre, el negro era mi arma secreta cuando no sabía que conejo sacar de la galera de mi armario, en este caso maleta, ya que aún no me había tomado el tiempo necesario de acomodar mis cosas.

Estamos cerca, prepárate.

Suspire cuando termine de leer aquel mensaje de mi prima. Por última vez me observe en el espejo, el vestido negro me favorecía un poco más de la cuenta y me agradaba bastante. Tome mi chaqueta negra, mi pequeño bolso y baje las escaleras llegando a la puerta.

Sonó el timbre.

- ¿Quién? - pregunte antes de abrir.

- Pues yo, ¿quien mas?

La voz de Ana me hizo sonreír. Me sentía bien sabiendo que ella se encontraba aquí, no estaría sola por un buen tiempo. Abrí la puerta y ella abrió la boca con algo de exageración.

- ¡Vaya que eres bonita! - comento - había olvidado que los mejores genes te los quedaste tu.

- ¡Ay no exageres! - bufe con algo de rubor en la mirada.

Mi prima siempre me levantaba la autoestima con este tipo de comentarios.

- Y veo que la tía alba también pensó demasiado en darte el departamento... - comento mientras yo solo cerraba la puerta

- Es un buen lugar. - asrgure moviendo mis.

- Isaza nos espera en el auto. - sonrió mientras caminabamos hacia la esquina del departamento.

Fruncí el ceño confundida.

- Espera, ¿y los demás?

- ¿preguntas por alguien en especial? - me observo curiosa, moviendo sus cejas.

Trague saliva nerviosa, era obvio que preguntaba por alguien que jamás se fijaría en mi.

- No, solo que...

- Solo que los veremos en el bar, no te preocupes.

Me interrumpió sonriendo y acelerando el paso, abrió la puerta trasera del auto rojo. Una vez que ingrese, vi el sombrero característico de Isaza.

- ¡Hola! - sonreí

- ¡Hola Mara! - comento observándome por el espejo retrovisor - Se encuentra muy bonita.

- ¿Lo ves? - hablo Ana - Se llevó todos los genes. - cuestiono enojada.

- Ya mi amor, tu eres hermosa por donde te mire.

- Te amo. - dijo Ana, para luego besar su mejilla.

- ¿siempre son así? - pregunte con curiosidad.

Isaza lanzo una risa al aire.

- Acostúmbrate cuñada. - me observo por el espejo retrovisor nuevamente y me guiño el ojo.

- No soy tu cuñada.- lo cuestione, en broma.

- Eres mi prima, mi hermana. - Ana volteo a verme con obviedad.

- Eso te convierte en mi cuñada. - Isaza nuevamente me observo por el espejo con una sonrisa.

Este chico me estaba haciendo sentir como en casa y eso me hacía sentir bien.

Cuando llegamos al bar, había muchas personas esperando para entrar. Más bien era un antro. La música estaba a todo lo que da.

- ¡Hasta que llegan! - Simón me saco de mis pensamientos.

- ¡Ana!

La voz de una chica emocionada hizo que observara atentamente la situación frente a mi.