.28. II

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Abrí mis ojos pensando lo peor y subí con desespero las escaleras junto con Isaza a mi lado.

Mara se encontraba en el suelo tomándose la garganta. Corrí hacia ella sentándome en el suelo y tomando la mitad de su cuerpo pude verla de cerca, suplicaba por aire y pude notar sus lágrimas de desesperación. No sabía que hacer entre tanto pánico y miedo de verla tan indefensa.

- Mírame – suplique, ella apenas podía abrir sus ojos mieles. Quería llorar, no me iba a perdonar si algo le sucedía en mis brazos – Mara – volví a llamarla, intente relajarme como pude para que me prestara atención – mara, mírame

Comencé a inhala con fuerza y a exhalar, una y otra vez.

- Vamos amor, sígueme – suplique con desespero – tu puedes

Ella empezó a seguirme de a poco, sentí que su cuerpo comenzaba a relajarse y que sus manos dejaban de tomar su cuello con fuerza.

- Muy bien amor, otra vez – murmure e inhale y exhale unas cuantas veces más. Aun sus lágrimas salían, pero la tensión de su cuerpo desapareció

- Aquí está el inhalador – Isaza se acercaba con culpa

Vire mis ojos hacia el sin dejar de hacer lo que hacía, tenía a la fuerza a Mara contra mi cuerpo. Tenía miedo de soltarla y que eso volviera a suceder, aun no podía quitar la imagen de su mirada de súplica por aire.

- Toma – Isaza le paso el pequeño inhalador y ella temblorosa comenzó a inhalar

Saque fuerzas de donde no tenía para levantarme del suelo con ella. Se amarro a mi cuello y camine hacia su habitación. La recosté en su cama y aun temblando me alejé por unos minutos de ella para observar la detestable situación desde lejos.

Salí de su habitación molesto cerrando la puerta de un portazo.

Camine por la sala y me apoye sobre la isla de la cocina. Suspire con fuerza intentando relajarme, pero aun no lograba equilibrar mi mente y mi cuerpo para poder hablar. Apreté mis puños con fuerza y maldije muchas veces a quien le había dado ese mal.

Por un momento vi pasar toda mi vida, mis deseos, mi felicidad y mi amor tomados de la mano con la muerte.

Eleve mi vista aun con el ceño fruncido, decir que estaba enojado era solo una parte de todo lo que sentía. Isaza me observaba con preocupación, con arrepentimiento. Comencé a negar sin poder creer mordiendo mi labio inferior.

- Lo siento – murmuro – se cómo te sientes

- ¿Lo sabes? – murmure sarcásticamente – casi se muere

- Lo sé – asintió – me entere de la misma manera que tu

- Todos lo sabían menos yo – reí molesto – entiendo que la lastime, pero esto

- No es así Papo, nos enteramos el día de hoy y solo lo sabemos nosotros los que estamos aquí – me interrumpió rápidamente – ella no la pasa bien

- ¿y crees que yo sí?

El me observo con pena y negó

- Siento mucha impotencia – confesé – casi se muere en mis brazos y si no hubiéramos llegado

- Si – asintió – lo sé – se quedó en silencio por un momento – habla con ella, quizás tú la hagas entrar en razón de que es importante que todos sepamos de esto para que estas situaciones no nos tomen por sorpresa

Su rostro pedía a gritos que la obligara a contar esto, asentí. Estaba totalmente de acuerdo en lo que el proponía, si esto sucedía y yo no estaba nadie iba a saber cómo actuar y que era lo que tenía.

Mi lugar favorito - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora