Mi lugar favorito - Juan Pablo Villamil

.15. tercera temporada

Narrado por Mara Bonnaire

Parpadee y volteando observe el techo. Me dolía tanto la cabeza, me senté en la cama y suspiré, todo me estaba costando el doble. No quería pensar que tenía que volver a esa casa si esa niña se encontraba ahí.

Bajé las escaleras y me detuve frente al sillón, Isaza se encontraba serio observando la televisión. Me senté a su lado y suspiré.

- ¿te encuentras mejor? – me observo de reojo, yo solo negué – no puedes dejar que Gabriela se salga con la suya

- Es que la niña tiene razón – murmure, mis ojos comenzaron a ponerse rojos – villa hizo todo lo que hizo por mi

- Porque la ama – aclaro – porque estaba cata, porque ustedes son todo para el

- Estoy cansada – confesé – ya no sé si voy a poder con esto

- Mara solo

El timbre sonó y suspiro molesto, se levantó del sillón y camino hacia la puerta dejándome ahí sentada pensando que lo extrañaba tanto que quería que volvamos a ser los de antes.

- Está en la sala, yo saldré por un momento

Me quede inmóvil frente a la voz de Isaza y luego el sonido de la puerta nuevamente. No quería creer mi amigo me dejo sola aquí, en su casa. Suspire y acomode mi cabeza sobre mi puño. Quería que villa venga a buscarme y que esto de la hija con Gabriela nuevamente no existiera.

Abrí mis ojos con sorpresa cuando él se sentó en la pequeña mesa frente a mí.

Suspiro y apoyo sus antebrazos en las piernas. Observo al suelo y yo solo quería llorar, esta vez teníamos que hablar de verdad porque era insostenible para mi hacerme la fuerte.

- Lo siento – murmure, el me observo confundido – lo siento, lo intente, pero ya no puedo – mis lágrimas comenzaron a caer otra vez – intente hacerlo por todos, por nosotros, pero ya no puedo más – inhale y exhale – intente no hacerte sentir mal y mediar, ayudarte en esto, pero ludmila tiene razón – su rostro comenzó a ponerse serio lentamente – es por mi culpa todo esto

- No es su culpa – murmuro – nada de esto es su culpa ¿lo entiende? – llevo sus manos a mi rostro para quitar mis lagrimas

- Si – asentí y lleve mis manos a las suyas y las quite de mi rostro – porque si yo no hubiese vuelto o quizás si no te hubiese dejado hacer todo lo que hiciste, esto no estaría sucediendo

- ¿y qué? – se hinco molesto - ¿y qué hubiera pasado con nosotros? Si eso hubiese sido así, Mat no estaría aquí

Lo observe fijamente, eso me había dolido. Mi pequeño bebe de ojos mieles, bueno y atento, tranquilo.

- ¿eso es lo que hubieses querido? – pregunto curioso – ¿hubieses preferido ser infeliz?

Baje mi vista al suelo y suspire.

- ¿recuerdas cuando te dije que no quería sentir culpa por si ese hijo te reprochaba alguna vez tu ausencia? – lo observe nuevamente mientras mis lágrimas caían otra vez

- ¿hubieses preferido que cata lo haga también?, te contradices

- No lo hago – me defendí

- Claro que si – me observo con seriedad – no me voy a separar de ti, si es a eso a lo que quieres llegar

- Villa – suspire – estoy muy cansada, ¿lo entiendes?

Él se volvió a sentar frente a mí y tomo de mis manos con desespero.