.13.

2.7K 135 12
                                    

Fruncí el ceño molesta, necesitaba poner un cartel en la puerta de no molestar por la mañana. Sentí sus brazos amarrarme más fuerte de la cintura cuando me moví un poco, pero con suplicas termino por desenredarlas de mi para seguir durmiendo plácidamente.

Tome mi ropa y camine rápidamente hacia la escalera. Cuando llegue a la puerta suspire pesadamente, los golpes no cesaban aún.

- ¿Quién? – pregunte con mi voz ronca

- Mara, soy Simón

Abrí los ojos con sorpresa y abrí la puerta encontrándome con una leve sonrisa del gran Moncho. Se acercó a mí y beso mi mejilla. Ambos subimos a la planta alta

- Perdón por esto – me señale, me encontraba en pijama y despeinada totalmente

- No te preocupes. Escucha, ¿Villa se encuentra aquí? – frunció el ceño – no lo encontramos por ningún lado y me supongo que como anoche vino aquí, durmió aquí – sonrió pícaro

- Primero quita esa sonrisa – fruncí el ceño, estaba a punto de explotar de color rojo

- Eso quiere decir que aquí se encuentra – bromeo

- Si – asentí

- Dile que en veinte tenemos una reunión con Pedro y que, si no mueve su trasero, lo matara – me entrego una bolsa, yo solo fruncí el ceño – tranquila, es ropa y su cepillo de dientes porque supongo que no estaba en sus planes dormir aquí – sonrió y me guiño el ojo

- Eres cruel Vargas – fruncí el ceño, pero termine por reír – ya lo traigo

Camine hacia la habitación cerrando la puerta. Me acerque a él sentándome a su lado. Aun dormía como si no pasara nada a su alrededor. Acaricie su rostro lentamente, no quería despertarlo, pero tenía trabajo y aunque quisiera que hoy se quedara no podía desviarlo de su deber.

- Juan – murmure, el aún no se movía – juan despierta – acaricie su cabello para ver si así despertaba – amor, despierta – suplique

El parpadeo y suspiro. Sus ojos se posaron en mí y sonreí.

- Buen día bonito – susurre, el cerro sus ojos, pero esbozo una leve sonrisa - ¿puedes abrir los ojos unos minutos? – suplique, el me obedeció – tienes que levantarte y vestirte

- ¿me estas echando? – frunció el ceño, su voz ronca era la peor crueldad que había en la faz de la tierra en estos momentos, para explicar mejor era lo más sexy que había escuchado

- No, pero tienes trabajo – me recosté a su lado, observándolo fijamente - ¿lo recuerdas?

El solo cerro sus ojos y me abrazo nuevamente por la cintura acercándome más a él.

- Puede esperar – murmuro

Mordí mi labio inferior, no quería que se mueva. Podía quedarse a vivir si así lo quería, pero Simón estaba a un paso de sacarlo de mi cama con un solo grito si no reaccionaba.

- No puede esperar – hable nuevamente, abrió sus ojos verdes – Simón vino a buscarte – suspiro pesadamente y volvió a cerrarlos – anda despierta – suplique

- Deme un beso y luego lo medito

Reí y me acerque a él para besarlo lentamente, me acomode encima de el mientras me abrazaba.

- Tienes cinco minutos para levantarte Villamil si no quieres que traiga agua helada para que te levantes – lo amenace y me solté de el

- ¿Por qué eres así? – gruño

- Arriba, ahora – mande, el solo bufo como todo un niño molesto – aquí tienes ropa

Iba a emitir sonido, pero levante el dedo para silenciarlo

Mi lugar favorito - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora