.1. segunda temporada

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- Feliz cumpleaños mi pequeña arañita

Ella solo sonrió arrugando su nariz de forma tierna y tiro sus brazos hacia mí para que pudiera sacarla de su cuna, bese su mejilla con emoción de verla tan grande. Hoy cumplía dos años, dos años de amor, de muchas enseñanzas que no cambiaría por nada en el mundo.

Catalina era como su madre. Hermosa, inteligente y con mis ojos como faroles. Tenía esa manía de comprarme con la mirada y para pedir algo, cuando decía que no, hacia el mismo puchero que Mara. No sabía si mi novia había vuelto a nacer en el cuerpo de mi hija o le había dicho que con eso podía convencerme fácilmente, aunque viendo que era igual a ella, no había manera de decirle que no.

- ¿vamos a despertar a mama? – pregunte con una sonrisa y camine fuera de su habitación

- Mama – balbuceo sonriendo

- Si, mama – sonreí besando su coronilla

Ingrese a nuestra habitación ella aun dormía en paz, más bien babeando su almohada muy tranquilamente algo que no había logrado controlar aun y que me divertía decírselo de vez en cuando para que solo se molestara. Cata sonrió tirando sus manos hacia ella con emoción, pero Mara aun no despertaba.

- Ya, ya

Hable divertido y bordee la cama para sentarme en mi lado y ponerla en el medio de ambos, ella solo se acercó a su madre balbuceando su propio idioma, y acaricio su rostro como ella lo hacía conmigo. Mara frunció el ceño confundida y abrió sus ojos mieles para luego formar una dulce sonrisa.

- Buenos días – murmuro – feliz cumpleaños mi amor

Se sentó en la cama con una sonrisa risueña y la atrajo hacia ella para sentarla en sus piernas, beso su mejilla mientras escuchaba la risa de cata emocionada.

- Se levantó bastante temprano – comente divertido sin dejar de observar tan hermosa postal

Mara elevo su vista hacia mí y se acercó a dejar un beso en mis labios.

- Buenos días para ti también – murmuro sobre estos, sonreí y volví a besarla

- Mama – cata llamo su atención nuevamente

- ¿Qué sucede? – la observo con curiosidad

Catalina se paró sobre la cama y toco sus mejillas con ternura nuevamente observando con mucha curiosidad el rostro de su madre.

- Creo que ya la imita

Mara rio levemente para luego besar sus pequeñas manos con ternura.

- Bueno, a mí me encantan tus mejillas y a ella las mías – movió sus hombros – ya tenemos quien nos mime, ¿no crees?

Asentí observándolas a ambas, estaba encantado con la maravilla de mujeres que tenía en mi vida. Enamorado me encontraba y no había forma de romper con eso.

El timbre sonó y con mara nos observamos con curiosidad. Era demasiado temprano para que alguien viniera, ya que el festejo seria por la tarde. Ya no vivíamos en el departamento, habíamos decidido por comprar una casa, queríamos que Cata se desarrollara en un lugar con mayor libertad y con naturaleza alrededor.

Bajé las escaleras y fui directo a la puerta.

- ¿Quién? – pregunte, la costumbre de vivir con mara

- ¿Cómo que, quién? – la voz de Isaza se escuchaba del otro lado – abre esa puerta Villamil que tengo que saludar a mi ahijada

- Primero di buen día y luego lo hare – comenté, quería molestarlo

Mi lugar favorito - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora