.3. tercera temporada

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- Gracias – Gabriela sonrió a la mesera que nos dejaba el café en la mesa – y dime, cata ¿puedo decirte así?

- Am, si – sonreí tímida

- ¿Cuántos años tienes?

- Dieciséis – dije y luego tomé un sorbo de aquel rico café

- Dos años más que mi hija – conto

- ¿tiene una hija? – pregunte curiosa

- Sí, es una niña muy inteligente, como tú – hablo orgullosa

Sonreí tierna, esta mujer comenzaba a caerme bien. Ojalá mi mama la conociera, seguramente serian buenas amigas.

- ¿estas casada? – pregunte nuevamente con aquella curiosidad instalada

- No – negó rápidamente – me hubiese gustado

- Pero, ¿te encuentras con el padre de tu hija? – fruncí el ceño confundida

- No – susurro con tristeza – el me abandono

- ¿De verdad? – abrí mis ojos con sorpresa

- Si, cuando se enteró que quede embarazada me dejo por otra mujer – movió sus hombros – pero no lo juzgo, ¿sabes? Me libre de alguien atroz, que me sometió a exámenes sin mi consentimiento porque no quería tener hijos conmigo, al final me utilizo solo para pasar el rato y luego abandonarme

- Claro que debes de juzgarlo – hable molesta, detestaba esa clase de hombre – pero ¿Qué clase de hombre hace eso? ¿encima dejarte sola con una hija? ¿hacerte exámenes sin tu permiso? Dime que al menos, lo has denunciado

- No – bajo la mirada hacia su café - ¿tus padres están juntos?

- Si – sonreí, recordé cuanto se querían – están juntos desde que nací – conté

- ¿y se quieren?

- Se aman con locura – confesé apoyando mi cabeza en mi mano – ojalá pudiera tener un amor como el de ellos

- Debe de ser muy afortunada tu madre de tener a tu padre – hablo observándome fijamente

- Mi papa es increíble, es el mejor papa del mundo

- Ojalá mi hija hubiera podido decir eso – hablo con algo de melancolía

- Ese hombre no se merece llamarse padre – rápidamente hable, ella lanzo una leve risa – de verdad, ojalá todos tuvieran un papa como el mío

- Se nota que lo quieres

- Mi papa es mi ídolo – reí – el me enseño muchas cosas, sobre todo a amar la música y sin él no sabría quién soy

- ¿y quién eres? – frunció el ceño divertida

- Catalina Villamil – hable orgullosa, iba a seguir hablando, pero mi teléfono comenzó a sonar – y ahora seguro estoy en problemas, disculpa

Tomé el teléfono y lo atendí.

- Hola pequeña – la voz de mi tío Isaza me había puesto de muy buen humor - ¿Cómo te encuentras?

- Hola tío – sonreí con emoción – bien, ¿y tú?

- Aquí, molestando a tu padre – reí al escuchar eso - ¿quieres ir a tomar un café conmigo?

- Estoy tomando un café – murmure apenada, note que Gabriela me observo con curiosidad

- ¿con quién? – pregunto intrigado

- Con una amiga – hable rápidamente, no podía decirle que estaba con una extraña

- ¿una amiga con voz gruesa? – bromeo, reí efusivamente al escuchar eso – déjame decirte esto catalina, tu padre puede entrar en un estado de crisis si esa amiga tiene un amigo ahí abajo

Mi lugar favorito - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora