.3. segunda temporada

1.5K 83 145
                                    

- Vaya, que novio más guapo tengo – piropeo Mara cuando ingresaba a nuestra habitación luego de dormir a Cata

Sonreí y me acerqué a ella tomando de sus mejillas para regalarle un beso.

- La envidia de todos hombres – murmuro divertida

- Ya para que me hace sonrojar – comente con una sonrisa

- Me siento alagada por lograrlo – rio y abrazándome por la cintura volvió a besar mis labios – ve, diviértete – dijo luego

- ¿de verdad no quieres que me quede?

- Mi amor, ve tranquilo – sonrió dulcemente – disfruta con los chicos un rato, no todo el día tenemos que estar pegados el uno al otro – pensó unos momentos luego de decir eso – aunque pensándolo bien no me molestaría en lo absoluto – rio arrugando su nariz y achinando sus dulces ojos mieles – estaremos bien

- Te amo – murmure y bese nuevamente sus labios.

- Y yo a ti

Me separe de ella y camino hacia la cama para meterse en ella. Me quede observándola mientras se acurrucaba.

- ¿Qué? – pregunto divertida

- Nada – sonreí – es que pareces una niña – reí

- Lo soy, soy como cata – sonrió bajo las sabanas

Me acerque a ella y bese su coronilla, era hermosa.

- Vete ya que me arrepentiré – murmuro, yo solo reí – ya Villamil, diviértete

- Sueña conmigo hasta que vuelva – sonreí y volví a besar su coronilla

- Siempre sueño contigo – murmuro con una sonrisa

(...)

Entramos al bar de siempre, habíamos decidido pasar un momento los cuatro juntos ya que siempre lo compartíamos como la gran familia que éramos y no estaba mal, pero a veces necesitábamos de nosotros como antes.

- ¿Cómo te encuentras? – sonreí observando a Martin con curiosidad – ¿Cómo te trata el embarazo?

- Mejor que a ti seguramente – bromeo

- Menos mal que no está aquí para escuchar lo que acabas de decir – bromeo Isaza

- Pudo haber sido peor igual – hable recordando los nueve meses de embarazo de mara

- Claro – rodo los ojos Isaza – porque no solo a ti te utilizaba para hacer mandados

Todos reímos recordando eso. A veces cuando yo no podía, Isaza la complacía en sus caprichos de comida. Nueve meses de gustos extraños, de caprichos a media noche, de berrinches de niña y de mimos por doquier. La había pasado tan bien que ansiaba tener otro hijo más para volver a disfrutar del castigo de ser padre y ser de ella las veinticuatro horas del día sin chistar.

- Y gracias a eso te nombro su padrino – murmuro Moncho serio

- ¿Sigue molesto por eso perro? – pregunte con risa

- Claro que si – ofendido exclamo – se suponía que éramos amigos, la lleve conmigo a varios eventos

- A uno solo – lo corregí – porque luego fue conmigo – me señalé con orgulloso

- Le saltaron los celos al señor Villamil – bromeo Martin – pobre de mi pequeña Cata

- ¿Por qué? – pregunte con curiosidad y lleve la botella a mi boca

- Porque no la dejaras en paz cuando este con Luca

Escupí aquel líquido, mis amigos comenzaron a reírse con euforia. El chistecito me molestaba, era mi hija a quien querían emparejar con mi sobrino.

Mi lugar favorito - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora