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- ¡Bienvenida Dra. Bonnaire! La estábamos esperando.

- Muchas gracias. - sonreí.

Suspire una vez dentro de aquel gran consultorio del hospital. El director Hernández me había dado la posibilidad de permitirme perfeccionar en cirugía por un año en Colombia. Había viajado desde el otro lado del continente gracias a él.

El hospital de Colombia era el mejor dentro de todos los que había para poder seguir aquella modalidad y me encontraba emocionada.

- Cuénteme, ¿Cómo es que decidió presentarse al examen de este Hospital? - sonrió aquel hombre de unos cincuenta y largo de años.

- Pues... mi profesor el Dr. Dufort me ha dicho que en este hospital está el mejor programa de cirugía y me propuso presentarme al examen y ya ve... - moví mis hombros - Aquí estoy. - Sonreí. 

Sonrió con firmeza.

- Veo que viene de Francia, pero... - frunció el ceño confundido - Habla muy bien el castellano para ser francesa. 

Me rasque la cabeza con nerviosismo, no era la primera persona que me lo cuestionaba.

- Mi madre es Argentina y mi padre es francés. - suspiré - Viví en argentina mucho tiempo hasta que a la edad de los doce años mi madre falleció.

- Lo lamento mucho. - murmuro con tristeza. 

- No es nada. - asegure - Luego de eso, tuve que mudarme a Francia, donde se encontraba mi padre. 

-  Interesante... - confeso en susurro - ¡Bien! - golpeo sus manos emocionado - Me siento orgulloso, que alguien con su puntaje y con su disposición de aprender haya elegido este prestigiado hospital. - Se hinco de su asiento con una sonrisa. 

Lo imite con rapidez, el nerviosismo de la primera vez en un trabajo me carcomía el cuerpo. 

 - ¡Dra. Bonnaire! Siéntase como en su casa.

- Mara... - sonreí - Puede decirme Mara y muchas gracias Dr. Hernández, le prometo que no se va a arrepentir. 

- Bien, entonces la veo mañana. - Hablo con emoción. 

- ¡Claro!

Me despedí cordialmente de aquel señor y caminé por los pasillos del lugar observándolo detalladamente. Sería mi hogar por los próximos doce meses o quizás mas, y eso era extraño.

- ¡Ayuda, necesitamos un médico!

Un muchacho grito desesperado, abrí mis ojos con sorpresa. 

- ¡Ayuda por favor! - la voz de una joven, también en su mismo tono, se apareció en el lugar.

Fruncí el ceño confundida y corrí hacia ellos. Sostenía con firmeza a otro joven que apenas caminaba.

- ¿Qué le sucedió? - pregunte observando sus pupilas preocupada. 

- Me duele... - el joven se quejaba y agarraba su vientre con fuerza.

- ¡¿Qué haces tú aquí?!

Eleve rápidamente mi vista hacia la muchacha que los acompañaba. Rodé mis ojos, habia olvidado que había una parte de la familia que se encontraba por estos lugares. 

- Trabajo aquí. - comente ayudando al joven a sentarse en la silla de la sala de espera.

- ¡¿Qué?! ¡¿desde cuándo?! - pregunto aun con su voz en un timbre alto. 

- Desde hoy y si me sigues gritando meditare el volverte a ver.

Suspire pesadamente y camine hacia los enfermeros, pedí una chaquetilla y una camilla ya que el joven apenas caminaba. 

Mi lugar favorito - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora