.7. tercera temporada

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Me senté en el sillón de la sala de casa, aun no dejaba de ver ese papel. ¿En qué momento la película de terror terminaba? No me gustaba esto, no sabía para donde salir a correr y aun me preguntaba que salió mal en análisis anterior.

Escuche cerrarse la puerta de entrada y la voz de los chicos junto a Mara retumbo en mis oídos. Era ahora o nunca, decir la verdad. Tenía tanto miedo de que esto se salga de control que no emití ningún sonido cuando los escuche en la sala.

- Papa – Mat se acercaba a mí y se sentaba a mi lado abrazándome por los hombros – te extrañe

- Y yo a ti – murmure con una sonrisa

Lleve mi vista hacia Cata que se mantuvo alejada de mí y ahora seguramente me odiaría un poco más, eso era desgarrador.

- Hola mi amor, ¿estás bien? – Mara dejaba sus cosas en el sillón observándome con curiosidad

- Debemos hablar – la observe a los ojos con firmeza, también rompería lo que más amaba

- Yo iré a mi cuarto – cata comenzó a caminar hacia la escalera

- Todos – voltee a verla mediante un suspiro

Ella se detuvo en el primer escalón y volteo observándome con confusión.

- Yo no quiero hablar contigo – murmuro como una niña

- Cata – Mara suplico

- ¿puedes dejar de tratar así a papa? ¿Qué es lo que te sucede? – Mat se levantó del sillón molesto, el aun no sabía nada de lo que cata sabia

- ¿quieres saber? – su hermana se acercó a él con los brazos cruzados - ¿Se lo dirás tú?

- Cata – suplique – necesito hablar, ¿puedes, aunque sea dejarme hacerlo? Por favor

Ella frunció el ceño confundida, intentaba que mi hija, aunque sea me escuchara. Sabía que me odiaría, pero al menos esta vez lo sabría de mí y no de Gabriela, ni de cualquier persona extraña que se le acercara. Yo era su padre, yo debía serle sincero como siempre lo fui y por como siempre los crie.

Mara me observo con confusión, mis hijos se sentaron a mi alrededor y lleve mis ojos a ella. Necesitaba que me ayudara, que me salvara de lo que sentía por dentro. Sus ojos mieles fueron al papel que se encontraba en la pequeña mesa que acompañaba a los sillones y trago saliva nerviosa. Se sentó frente a mí y yo moría de miedo de lo que iba a suceder.

- Em – comencé a jugar con mis dedos, parecía Mara cuando buscaba las palabras exactas para decir lo que sucedía – tu hermana está enojada conmigo porque tienes una hermana – confesé, observé a Mara que se comenzó a echar hacia atrás en el sillón

- ¿una hermana? – Mat confundido frunció el ceño

Lo observé y asentí para bajar mi mirada al papel que se encontraba en la mesa.

- ¿quieres decir que Ludmila es tu hija? – la voz de cata se escuchó como si se encontrara pendiente de un hilo para vivir

La observe a los ojos, era mi hija. Era mi par, mi espejo en donde me observaba todos los días e intentaba ser mejor por ella para que jamás nadie sea menos de lo que merecía, pero esta vez no podía serlo. Sus ojos comenzaron a perder su color verde y entendí que se había decepcionado completamente de mí.

- Lo siento – murmure sin dejar de observarla

- ¿lo siento? ¿es lo único que tienes para decir? – sus lágrimas comenzaron a salir

- ¿En qué momento tuvieron otra hija? – Mat hablo nuevamente

- Papa estuvo con otra mujer, Mat – cata me delataba frente a su hermano menor

Mi lugar favorito - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora