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Abrace a mara de atrás por su cuello y bese su mejilla, ella se recostó sobre mi mientras molestaba a Isaza como siempre. Ni por más que cumplan cincuenta años iban a dejar de comportarse así. Nos encontrábamos esperando el vuelo para la vuelta a casa y estaba ansioso por pisar Colombia ya que Mara volvería conmigo nuevamente al departamento.

- Qué lindo es verlos juntos – comento Moncho con una sonrisa

- Lo sé – sonreí con orgullo

- Espero que no haya más mal entendidos entre ustedes – nos observó sobre sus gafas

- ¿Por qué llamas a la desgracia? – mara lo observaba con el ceño fruncido

- Solo digo – hablo elevando sus manos en su defensa

Mara volteo a verme y me abrazo por la cintura, apoyo su mentón en mi pecho y sonrió como una niña. Termine por besar su coronilla y quédame un rato recostado sobre su cabeza, amaba tenerla así.

Volví a besar su coronilla y pude notar su ceño fruncido, su vista estaba en algún punto del aeropuerto y a mí me llamaba la atención saber que pasaba por su cabeza.

- ¿Qué sucede? – murmure

- ¿Por qué Carla me observa así?

Voltee un poco para observar a la rubia que se encontraba sentada con su amiga alejadas del grupo. Tenía sus labios apretados con fuerza, su rostro me dio escalofríos ya que no era para nada amigable como nos observaba.

- Simplemente no la mire – volví a besar su coronilla y a observar hacia adelante, la abrace más fuerte contra mi

- no me gusta para nada como nos observa – confeso – es como si en su mente ya nos hubiese matado de diferentes maneras

trague en seco y nuevamente ese escalofrío se sintió dentro de mi cuerpo.

- Tan solo no la observes, mara – volví a suplicar – ya le dejé en claro que no vuelva a molestarnos

Ella se separó un poco y me observo confundida, suspire rodando mis ojos ya que sabía que tenía que contarle lo sucedido en mi cuarto.

- Había entrado a bañarme y al salir se encontraba en mi cuarto – confesé, ella abrió sus ojos con sorpresa – y me increpo diciendo que quería hablar conmigo, la eche y la amenace que no se metiera más entre nosotros, con ninguno de los dos

Ella aun no cambiaba su mirada de asombro.

- Vamos, dime algo – suplique

- No estabas desnudo, ¿verdad?

- Mara – la observe diversión

- ¿Qué? O sea, ahora entiendo porque nos mira así – dijo obvia

- ¿Por qué? – fruncí el ceño confundido

- Porque quiere poseer este bello cuerpo – me abrazo riéndose – pero que lastima – movió sus hombros – porque es mío

Reí tirando mi cabeza hacia atrás y volví a observarla.

- Que ocurrente eres – la observe achinando mis ojos, era hermosa

- Solo digo la verdad – hablo con orgullo

Yo solo asentí divertido y dejé un corto beso en sus labios.

- Te amo – murmuro sobre mis labios

- Y yo a usted – volví a besarla

Ella termino por acurrucarse en mi pecho y así esperamos a que se hiciera la hora para poder volver a casa.

Mi lugar favorito - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora