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Las rondas al fin habían terminado pero mi cabeza no dejaba de pensar y mi corazón no dejaba de sentir el gran peso de la culpa que tenía. Intente comunicarme con él, pero simplemente no contesto en ningún momento, lo entendía, pero también quería que el supiera que esto era parte de mí y que ambos teníamos que convivir si queríamos que funcionara.

Tomé mis cosas y al no tener respuestas decidí ir rápidamente a tomar un baño y a ponerme ropa decente para correr hasta su departamento. Me odiaba por no medir mis palabras sabiendo las intenciones de todos, detestaba estar peleada con las personas.

Cuando llegue a su puerta, medite primero mis palabras antes de que todo esto se vuelva una gran catástrofe. No quería seguir peleada y menos sentir que lo lastime sin razón. Inhale y exhale antes de tocar tres veces la puerta.

La puerta se abrió e Isaza se encontraba del otro lado, hice una mueca de sonrisa y el me observo serio.

- ¿puedes no juzgarme? – murmure

- No la juzgo. Solo quiero que no piense que es distinta a nosotros por ser medica – hablo con el ceño fruncido – para nosotros es mas de todo lo que decidió ser

- Lo sé – asentí bajando la mirada – lo lastime y quiero pedirle perdón

- Pues trata de no ser tan ruda cuando se lo pidas – susurro – se encuentra herido y

- ¿Qué? ¿Me odiara por el resto de su vida? – hable asustada, tenía un temor enorme

Movió su cabeza hacia los costados dándome a entender que mi novio no llegaría a tal extremo. Prosiguió con su consejo.

- Un villa herido puede llegar a ser algo hiriente también. Tan solo dile con palabras suaves lo que verdaderamente piensas – movió sus hombros como si nada – te perdonara

- ¿Seguro?

- Ya mujer deja de hacer tantas preguntas – hablo molesto – tan solo entra y pídele disculpas, no dejes que esto afecte su relación

Suspire rendida, el apenado me observo. Termino por acercarse a mí y encerrarme en un abrazo.

- Tu puedes – murmuro

- Me da miedo que me alientes como si fuera que lo que hice es grave

El me separo bruscamente y me tomo de los hombros.

- Te aliento por experiencia propia

- Vaya, que alivio – rodee mis ojos

- La diferencia contigo es que eres el amor de su vida y

- Espera – lo detuve rápidamente - ¿soy el amor de su vida?

El suspiro y volteo a cerrar un poco la puerta antes de continuar

- Sí, pero no es que quiero que lo sepas por mí – hablo apenado – es decir, a villa le importas más que cualquier persona en este mundo y mira que lo vi en otras relaciones, pero no, así como se encuentra contigo. Eres especial para el – acomodo un mechón de mi cabello rebelde detrás de mi oreja, yo solo sonreí enternecida – por eso le duele que pienses que son diferentes por más de que se esfuerce en demostrarte lo contrario

- Lo sé – suspire con tristeza – es que a veces siento que esto es un error y no sé porque

- Tienes miedo a perder. Lo sabes, lo sé – asintió – así que, ve – Me empujó hacia la puerta, el retrocedió hacia atrás para irse

- Juan pablo, ¿me dejaras sola? – fruncí el ceño cuando lo vi escapar

El solo guardo sus manos en los bolsillos y sonrió con victoria

Mi lugar favorito - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora