48. Las ganas.

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Estuve en la habitación caminando de un lado a otro de forma inconsciente. Era obvio que no me gustaba la noticia, pero no eran motivos para intentar desaparecer.

La puerta de la habitación se abrió y Matthews apareció. Se había vestido a media, me miró fijo.

— "Realmente tengo que irme..."

— "Primero vas a decirme lo que sabes"...

— " confía en mí, me estoy encargando de todo eso." — Dijo cerrando el cierre de su pantalón.

— "No es una cuestión de confianza. Quiero que me digas lo que sabes." — Dije mirándole, duro unos segundos en silencio.

— "No sabemos donde están, al parecer se los ha tragado la tierra pero aún siguen en territorio nacional. La esposa de Benjamin está bajo nuestra custodía, él sigue manteniendo contactos con ella y sus niños."

— "¿Y hace cuanto que está en tu custodía?"

— "La obtuvimos hoy, desde ese momento hemos invadido su casa. Ahora mismo está con Miguel y otro de mis hombres... Estamos esperando poder conseguir su ubicación."

— "¿Como?"

— "Rastreo, Miguel puede hacerlo. Dependerá del teléfono de Benjamin, te pido perdón por todo lo que te he hecho pasar." — Lo miré fijamente.

— "No siempre puedes culparte de todo, la culpa es de ellos... Sus cerebros ni unidos trabajan bien... — Tomé sus manos. — Déjame acompañarte. "

Pocos minutos despues íbamos en su auto, llegamos a una casa, tenía un pequeño pateo a la entrada pero lo suficiente agradable, las paredes estaban totalmente pintadas de blanco. Alcazamos la puerta principal a lo que Matthews empujó sin tocar.

Nos encontramos de frente con una mujer de pelo largo castaño, llevaba una vata hasta las rodillas un poco translucida. Su rostro decía preocupación.

— "¿Cuantos hombres planeas traer a mi casa?"

— "Los que sean necesario Madam. " — Respondió Matthews asegurando la puerta.

— "Llegaste... Ah, hola Ed." — Comentó Miguel sin ningún remordimiento por haberme mentido.

— "¿Que información has conseguido?"

— "Ha llamado hace un momento, estuve llamándote para decirte, según el rastreo dice que está en la ciudad XXXXXX, ni idea que diablos puede buscar allá." — Comentó Miguel mostrando un punto en los monitores.

— "¿Te aseguraste de que no haya teléfonos públicos?" — Pregunté mientras el hacía zoom para obtener mejor imagen.

— "No hay telefonos publicos alrededor, es una finca donde sus difuntos padres solían vivir." — Dijo Cecilia abrazándose a sí misma.

— "Gracias." — Dijo Miguel sonriéndole.

— "Todo porque se larguen y me dejen en paz. Mis hijos no tienen nada que ver en todo esto."

— "Lo siento. Esa era la única forma en la que no se negaría a cooperar. Sabe elegir porque es una mujer inteligente." — Dijo Miguel.

— "Ya no lo amaba de todas formas, pero me siento tan asqueada de ver esas fotos que aún no lo creo, solo hagan lo que tengan que hacer y déjenme en paz." — Dijo y desapareció.

La esposa de Benjamin era una mujer hermosa.

— "¿Que esperamos? Envía un grupo de hombres directamente por ellos." — Dijo Matthews.
— "Como ordene."

En poco tiempo ya habían hombres detras de él. Esperaba con mucho gusto el poder verlo a la cara y golpearlo hasta que mis nudillos estuvieran heridos y bañado en la sangre de él o de ellos.

En ese momento mi celular sonó. Era Carolina, no preste atención y lo volví a guardar al bolsillo.

— "¿No vas a contestar?" — Comentó Matthews con un vaso de agua en manos.

— "No es importante".

— "pero sí insistente... ¿Es jhan o la tal Carolina? Ella me dijo algunas cosas de su amorío... Con una actitud algo pedante."

— "Lo bueno es que supongo que sabes que no tengo interes." — El me miró fijo y no sé porque su rostro se puso rosa.

— "Espero que así sea porque la miras muy seguido y al parecer con mucho entusiasmo."

— "Viene a reclamar quien desapareció sin dejar huellas." — Respondí cruzándome de brazos.

Estuvimos en silencio por minutos, Matthews solo ignoró mi comentario y se hizo más interesado en la situación. Estuvimos durante algunas dos horas esperando noticias del grupo de hombres que se había enviado.

Comenzaba a ponerme de mal humor. Matthews se acercó a mí con un vaso de cristal con algo de jugo.

— "Entiendo que estas cansado." — Dijo.

— "Solo quiero obtener noticias de como va todo." — Respondí.

— "Miguel acaba de decirme que sigue en contacto con ellos, la última noticia es que estaban en un tiroteo intentando ingresar a la casa, quedaron de comunicarse para darnos noticias. No es buena una interrupción cada minuto."

— "Entiendo."

— "Entiendo que también estes molesto conmigo, a pesar de todo, todo esto está pasando gracias a mis errores... Y—

— " Ya dicutimos eso." — Le dije.

— "No de la forma en la que yo deseo y tienes que escucharme. No podemos seguir juntos, al menos no como parejas."

— "¿Que me estas diciendo? ¿Que sí podemos como amigos? No seas idiota."

— "¡No puedes ser egoista! Tu relación conmigo te pone en riesgo no solo a ti, también a terceros que no tienen nada que ver y si tal vez te amo y por eso es que estoy siendo honesto contigo, no tengo buena reputación... ¿Crees que tu padres estarán felices? No hago más que arruinarte."

— "Siento que esto es una puta novela donde tu cerebro no piensa correctamente, hace rato estabamos cogiendo pensé que eso te había ayudado a olvidarlo."

— "No. No lo he olvidado y tampoco quiero olvidarlo. Es por tu bien, luego vas a agradecermelo. No malgaste tu futuro conmigo."

— "Lo dices demasiado tarde porque para sacarte de mi presente, será un verdadero problema." — Afirmé.

— "Disculpen, — Interrumpió Miguel. — Los han capturado. Dí la orden de que lo llevarán a casa de su padre, es el mejor lugar."

— "Perfecto."

Miguel volvió a marcharse, a lo que nos volvimos a quedar solo. Nos miramos por unos segundos y luego se marchó a lo que yo lo seguí.

¿Era egoismo apegarse a la persona que amas? Sabía que ellos estaban en riesgo pero siempre lo habían estado gracias a mi trabajo, en ese momento no hacía ninguna diferencia. Comenzaba a preguntarme si el solo estaba buscando alguna excusa para alejarme.

— "¿Ya ha terminado todo?" — Preguntó Cecilia.

— "Lo hemos capturado. Lamentaré mucho su perdida señora, pero también quiero agradecerle por su ayuda. Reciba el regalo que estará en su puerta, recuerde por favor mantener el secreto." — Comentaba Matthews mientras el y sus hombres recogían sus cosas.

Ella se quedó estatica sin mencionar una palabra, al terminar de organizar todo nos marchamos directamente a la casa del padre de Matthews, que siempre nos recibió con respeto.

— "Están en tu querida habitación." — Dijo antes de que Matthews preguntará.

No mencioné ninguna palabra. Y seguí a Matthews hasta encontrarme con ellos de frente. Era la primera vez que podía decir que realmente quería hacer sufrir a alguien.

SIEMPRE FIEL.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora