19: LA BALA.

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Luego de dos horas:

Estábamos reunidos en la sala, había invitado al concejo para que estuviera al tanto de la información y que todos pudiéramos recibir la información al mismo tiempo para evitar contra tiempos y tomar una decisión en comunión. Miraba fijamente a Benjamín que se encontraba frente a mí conversando placidamente con otro de nuestros compañeros. Al menos estaba de acuerdo con resolver el problema y comprobar si el Adén era traidor o no. Yo me estaba volviendo loco con imaginarme quien podría ser de tantos enemigos que yo tenía.

— "¿Quién es el chico a donde lo enviste?" — Preguntó Kenser.

— "Es un amigo que hice cuando iba a la preparatoria." — Respondí.

— "Me imagino que llevas una linda amistad si a pesar de los años sigue siendo tu amigo."

— "Linda no lo sé, pero si una amistad."

— "Lo único importante es saber si será de nuestra ayuda." — Dijo Benjamín.

— "Si. Nunca ha fallado uno de mis trabajos." — Respondí.

— "Esperemos que no lo haga, pues ya hemos perdido una pista importante." — Agregó Benjamín.

— "Si. Así es."

Mientras estábamos allí sentado miré a Michy que parecía estar concentrado en su teléfono. Había sido de buena ayuda durante los años que trabajamos juntos, podía recordar como solía ser. Un hombre inteligente que manejaba rápidamente un grupo con su mascara de bajo perfil, fue una de las razones por lo cual lo había elegido como mi ayudante personal. Siempre me gustaba tener a los mejores de mi lado.

Pero entonces conocí a Ed. Uno de mis hombres que se encontraba en prisión me había llamado para decirme que tenía una buena pieza en mano, y que sería bueno para mí. Dijo algunas estupideces más del porque sería bueno obtener más personal en mi seguridad, dijo que solo le faltaban algunos días para salir de prisión, así que, acepté a verle. Y lo ví por primera vez en un bar.

A simple vista me pareció muy callado para mi gusto. Era calmado y con mirada fija. Respondía mis preguntas con exactitud sin ni siquiera agregar algo más que fuera de su opinión personal, me hacía sentir aburrido, pero desde ese momento algo me gustaba de él y eran sus ojos. A pesar de que su rostro era increíblemente serio sus ojos eran lindos ante los míos, y realmente era apuesto así que me dije a mi mismo que no podía contratarlo o llamaría más la atención que yo. Era realmente alto y atlético, duré algunos días pensando en si era buena idea hasta que mi hombre volvió a comunicarse conmigo para obtener una respuesta, y ni siquiera se porque le dije que sí. Estaba ocupado con otras cosas, entonces desde ese entonces todo fue diferente.

Me costó a acostumbrarme a verlo cada mañana, a tener un hombre de pie dentro de mi oficina, y que fuera conmigo a todo lugar. No era de esos mafiosos que solían andar en grupos, siempre con una minoría. Sin embargo, siempre quería hacerlo a hablar más de lo que lo hacía, pero luego entendí que era su personalidad, luego le pregunté que porque había ido a prisión y esa vez habló abiertamente conmigo sin usar oraciones cortas. Luego de eso, me di cuenta que realmente tenía potencial para ser el guardaespaldas de uno de los hombres mas odiado por los bandos mafiosos y empresariales.

Todos se sentían intimidados por su mirada, por su estatura y por su físico. Todos notaban su presencia por más silencioso que era, pero yo siempre lo había visto como una forma de asegurar mi vida, y eso era egoísta. Mis negocios era una de las cosas mas importante en mi vida, no tenia mucho tiempo para pensar en demás cosas.

En ese momento mi celular emitió un sonido con vibración haciéndome volver a la sala donde nos encontrábamos reunidos. Saqué el celular de mi bolsillo rápidamente, era Ed.

SIEMPRE FIEL.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora