18: LOS NUMEROS DEL TELEFONO.

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Estuve esperando por él segundo tras segundo. Caminaba dentro de la casa sin encontrar ningún puesto en cual poder quedarme tranquilo. Hasta que los hombres nos avisaran que habían llegado yo no podía estar en paz, pero gracias al universo nos dieron la señal de que habían llegado. Todos salimos del despacho directamente a la puerta donde los vimos desmontarse del vehículo y el rostro de Pablo apareció.

Al momento en que lo dirigían directamente a la habitación donde yo lo había requerido, Pablo le dio una mirada despreciable a Michy y luego le escupió. Michy solo se limpió muy molesto. Al llegar a la habitación lo sentaron en una silla. Kenser que aún seguía allí encendió un cigarro para disfrutar del show.

—     "Pablo, no pensé que realmente volveríamos a vernos la cara." — Le dije poniéndome de pie frente a él.

—     "¿Qué? ¿Deberíamos de hacer una puta fiesta de cumpleaños o de celebración también?'

—     "Se para quien trabajas... pero lo que no sé, es quienes te ayudan.  — Dije y llevé mis manos a mis bolsillos. — ¿Quién del Adén te ha ayudado?"

—     "Nadie."

—     "No pudiste hacer esto solo. Alguien debió de ayudarte... es mejor que diga quien es..." — Comentó Kenser.

—     "Un hombre como yo no necesita ayuda de nadie."

—     "¿Entonces porque fuiste donde Venegas?" — Pregunté.

—     "¿Ves? De vez en cuando es buena ayuda. ¿Quiénes trabajan con el?" — Preguntó Kenser.

—     "No voy a decirles..."

—     "¿Entonces prefieres que te arranque las uñas? — Colocó mi mano en su hombro. — Se me olvidaba los métodos de cómo hacerlos hablar, tal vez experimente cosas nuevas contigo."

Se quedó en silencio.

—     "Kenser... — Me acerqué a él para decirle al oído. — Gracias por la ayuda que me has dado... pero esto es personal...

—     "¿Personal? Era trabajador del Adén y si el Adén tiene que ver con esto, son unos traidores y tenemos que romper pacto con ellos." — Respondió.

—     "El Adén no tiene nada que ver." — Dijo Pablo.

—     "No me digas. — Lo giré para verlo a la cara. — ¿Por qué no le dice eso a alguien que te crea? Se que estas mintiendo... — Lo tomé de la barbilla. — ¿Qué demonios quiere Héctor conmigo?"

—     "¿Y preguntas eso? Es obvio que quiere terminar lo que no terminó hace años y luego eso dejarte en banca rota..."

—     "Es un hijo de...

—     "Si. Quiere verte hundido, te odia bastante luego de que le arrancaste lo que amaba."

—     "Haremos esto. — Dijo Kenser. —  Nosotros nos encargaremos de la Adén y tú te encargaras de Héctor... si confiesa llámanos."

Kenser tomó su saco y salió de la habitación así mismo sus hombres lo siguieron. En ese momento mi mirada se cruzo con la mirada de Ed que llevaba horas sin decir nada, eso era normal en él.

—     "Tengo todo el tiempo hasta que me digas quienes son los que trabajan contigo." — Dije.

—     "¿Por qué estas tan empeña..."— Pisé sus partes intimas haciendo que se sus palabras se volvieran en un gemido de dolor.

—     "No eres el que hace las preguntas, las pregunta las hago yo."

—     "Vete a la m..."— Le dí una bofetada.

SIEMPRE FIEL.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora