67. NEUGDAE

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Cuando llegué a casa, después del trabajo y de mis clases, lo primero que hice fue llamar a Matt. Me contestó casi enseguida de que hiciese la llamada.

— ¿Cómo te va, lindura?

—Algo cansada —bostecé involuntariamente — ¿y tú? ¿Qué tal estuvo el día de hoy?

—mmm... bastante trabajo, también. Pero es puramente satisfactorio hacer lo que más me gusta en el mundo. No. Miento. Es lo segundo que más me gusta hacer en el mundo —escuché su risa a través del teléfono.

—tengo algo de miedo de preguntar acerca de lo que está en primer lugar... —me encaminé hacia mi habitación y me quité los zapatos en cuanto me senté en la cama.

—lo primero que más me gusta hacer en el mundo es estar contigo nena.

—si... claro. Sólo estar... —rodé los ojos.

—ah, tu sabes, todo lo que involucre estar contigo está abarcado en esa frase.

—eres un ligón sin remedio —le reproché feliz.

—Ya te lo había dicho caperuza, soy un tonto enamorado.

Suspiré profundamente.

—es tan injusto..., cómo desearía que estuvieses aquí conmigo.

—estoy contigo en esencia dulzura.

—sabes a que me refiero Matt, me duele no poder abrazarte cada vez que dices ese tipo de cosas tan dulces y cursis.

—Tu detestas lo cursi —volvió a reír a través de la línea.

—No cuando se trata de ti —me recosté en la cama y me estiré como un gato en toda la extensión del colchón.

— ¿ya estás en casa?

—si ¿y tú? ¿Ya terminaste tu trabajo?

—ya lo terminé, al menos, por el día de hoy. Acabo de tomarme una ducha, así que, cuando escuché que el teléfono estaba sonando corrí a contestarte.

Una ducha ¿eh?

—entonces... ¿en estos momentos estás desnudo?

—completamente nena.

Rememoré lo sucedido esta mañana, así que, me decidí a darle un consejo a mi lindo novio.

—recuerda algo Matt, mantén tus cortinas cerradas si vas a pasearte desnudo por tu departamento.

— ¿a qué viene eso caperuza? —preguntó con burla

—sólo... creo que debes tener cuidado de que ninguna mujer loca te acose.

—lo tendré en cuenta cariño. Pero descuida, traigo puesta una toalla y estoy contestándote desde mi habitación.

—ah. Muy bien guapo. No quiero que ninguna desquiciada suba tu precioso cuerpo a la web.

—Y volvemos a lo mismo, tu solo deseas mi precioso cuerpo —casi podía verlo hacer un puchero en este mismo instante.

—Admitiré que tu cuerpo es más que un buen beneficio en nuestra relación pero te quiero por algo más que tu cuerpo y tus dotes de buen amante...

— ¿estás segura? No me digas cosas si no las sientes de verdad —podía sentir su tono de burla a kilómetros.

—absolutamente segura primor. Tú eres más que una cara bonita para mí.

— ¿lo soy...?

—Lo eres —afirmé burlona.

—espero que de corazón lo digas nena. Y ahora cuéntame ¿que traes puesto?

COLOREA MI CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora