Sentí a Matt deslizarse hacia arriba de mi cuerpo; mis ojos estaban cerrados, y mi cuerpo no podía evitar soltar, aún, pequeños espasmos de placer. Creí que había pasado horas en la misma posición.
— Respira, los temblores pasarán— Susurró Matt— no pudiste evitar revolverte un poco ¿eh Caperucita? — Su aliento me estaba haciendo cosquillas en la oreja
Con semejante paseo, ¿cómo habría podido evitar retorcerme como gusano?...
Al parecer, en la oscuridad del coche, leyó la expresión en mi rostro.
— ¿Tan bueno soy?— bromeó— yo lo disfrute en exceso..., tienes un sabor único y delicioso...— casi ronroneó, plantándome un beso en la mejilla.
Sentía todo mi rostro arder, sabía muy bien a que sabores se refería.
— Si no me crees puedo comprobártelo...— Me besó de forma muy brusca, haciendo que mi boca se abriera a su hambrienta lengua, la cual se deslizó una y otra vez contra la mía, logrando que percibiera así, un sabor dulzón desconocido en él. — Eres dulce...— Susurró contra mi boca— en todo el sentido de la palabra...— sus labios volvieron a unirse con los míos.
Su respiración era igual de acelerada que la mía, como si hubiésemos recorrido miles de kilómetros a pie. Su cuerpo me aplastaba contra el asiento pero sin dejar caer todo su peso sobre mí. Sus caderas estaban en pleno contacto con la piel desnuda de las mías; sentía sus pantalones rozar ciertas partes de mi anatomía y, sobre todo, sentía algo duro chocar contra mi bajo vientre.
Matt se restregó contra mí unas cuantas veces, mientras me besaba de una forma mucho más delicada que antes, para después, retirarse a su asiento y comenzar a enderezar el mío y, en el proceso, acomodar mi ropa. Como si fuese una muñeca arregló la parte de arriba de mi vestido y bajó el borde de éste, también me colocó su chaqueta alrededor de mis hombros y me ayudó con el cinturón de seguridad. Después me sonrió y se dispuso a encender el auto.
Noté que dentro de sus pantalones se formaba un bulto, y me era muy fácil saber qué es lo que había ahí.
— ¿Matt?
— ¿qué sucede caperuza?
— Bueno...tu..., tus pantalones...
— ¿Si?— Viró el coche, comenzando a salir del sendero— ¿que con ellos?
—es que... tienes..., ya sabes...tienes una...— no lograba decir las palabras en voz alta
Levantó una ceja
— ¿Te refieres a una erección?— Sonrió en la penumbra de la noche
—Eh...yo... sí, a eso me refiero...
— sí, la tengo. No puedo evitarlo ¿sabes?
— Y, ¿No piensas hacer algo al respecto?— había tomado todo mi valor el poder formular esa pregunta en voz alta
— No ahora...— Me miró de soslayo— A menos de que desees hacer algo para ayudarme...
Me quedé muda de la vergüenza durante unos segundos eternos
—Yo... yo no sabría cómo hacer algo...—expliqué cuando logré recuperar un poco la voz
Antes de salir hacia la carretera, Matt pisó el freno y se giró para verme.
— Yo te enseñaría como hacerlo cariño...— Me miró a los ojos y pasó su mano por mi cabello, peinándolo— Pero no ahora— Sonrió tranquilizador— Ya yo me encargaré de "mi asunto"— se inclinó para darme un beso rápido en los labios
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COLOREA MI CORAZÓN
RomanceElla vivía en un mundo color de rosa. Él sabía que el mundo estaba pintado con muchas tonalidades diferentes... Emmeline Hood está cansada de intentar que Matthew Denell, su hermanastro, cambie su conducta tan atrofiada. Sin saber que la única forma...