5. HYPNOS.

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- Oye Emme, ¿Matt está en casa?

Me detuve en seco y Lía casi choca contra mí en el recibidor.

- ¿Por qué? - pregunte girándome a verla.

- Oh, es solo que quería pedirle un favor, mi padre quiere contratarlo para hacer unos diseños para el taller de autos pero pensándolo bien, mejor luego le llamo.

- No..., no, si quieres sube a decirle, yo te espero aquí

-... ¿Estas segura que no te importa?

- Segura, ve. - la alenté- Si es importante para tu padre...

- ¡Sí!, ¿recuerdas el retrato que me regaló Matt hace un año?

- Si, lo recuerdo

Como olvidarlo...

- Pues resulta que a mi papá le encantó, y él está mucho a favor de apoyar a los nuevos talentos y eso, por lo mismo quiere contratarlo a él para hacer la nueva publicidad- miró hacia el pie de las escaleras- bueno, no me tardo nadita, sólo le diré que llame a papá- comenzó a subir las escaleras.

- Claro amiga, sin problemas- contesté con una sonrisa un tanto incómoda.

Sé que no debería de importarme lo bien que se llevaban Matt y Lía, a fin de cuentas ella era mi amiga y tenía toda mi confianza; sabía claramente cuales eran mis sentimientos por Matt y lo dolorosa que se volvía la situación cuando lo veía emplear sus dotes de Casanova frente a mí.

También sabía que Matt jamás trataría de intentar algo con Lía, por motivo de que se conocían desde hace mucho tiempo y la consideraba una amiga, tal como yo lo hacía.
Aun así, no podía detener que el monstruo de los celos asomara su fea cabeza. Todo a causa de que, por un lado, Matt no era de los que tenían novia y ya ni hablar del miedo al compromiso de Lía..., eran muy unidos y Matt no la trataba como a la peste cuando ella se le acercaba a abrazarlo o se le colgaba del brazo. Para comprender mejor el escenario, Matt detestaba las muestras de cariño en público, pero cuando se trataba de Lía, le permitía hacerlo.

Lo peor, su carácter era muy similar, además; Lía quiere ser reportera de espectáculos y moda y Matt adora el diseño, sus intereses eran casi los mismos y los dos eran muy bien parecidos. Lía siempre se vestía sexy y a la moda, muy diferente a mí, que vestía con vestidos más aniñados; por más que quisiese usar un estilo más provocador no sentía que funcionara en mí. En conclusión, hacían una pareja perfecta y no lo podía negar.
Cuando le dije todo eso a Lía ella no pudo evitar una sonora carcajada, jurándome de todo corazón que Matt no le atraía de esa forma y que sólo lo veía como un buen amigo, además de que no era su tipo era un ser muy fastidioso.

En ese momento escuché la dulce risa de Lía y la voz divertida de Matt en el piso de arriba y una vez más sentí esa desazón en mi interior. ¿Porque Matt nunca se reía así conmigo? ¿Por qué le gustaba provocarme para terminar como perros y gatos? Desde los doce años, él nunca más había charlado tan dulcemente como lo hacía ahora con ella...

¡Basta Emme, no te dejes llevar por sentimientos tan absurdos!

Me reprendí a mí misma. A fin de cuentas no era bueno para mi salud mental seguir obsesionada con Matt y las mujeres existentes a su alrededor.

Fruncí el ceño.

Eso me recordó a mamá, la verdad, no podía terminar de tragarme ese pretexto de que no era lo que parecía. Ahí había algo más que no me estaban diciendo...

- Ya estoy lista- dijo Lía bajando las escaleras.

Estaba tan ensimismada en mis pensamientos absurdos que no noté que había bajado y Matt le pisaba los talones con chamarra en mano y todo.

COLOREA MI CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora