70.HWAG-IN

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—¿si? —pregunté un poco sorprendida.

¿Quien tocaría a tu puerta a la una de la mañana?

—Soy yo. —La voz de Lía me alivió bastante —. Ábreme por favor, olvidé mis llaves.

Me levanté con cuidado del sofá y fui a abrirle la puerta a mi amiga, llevando una pequeña vela conmigo y sintiéndome completamente aliviada de ya no estar a solas en la penumbra. El rostro de mi amiga era apenas iluminado por la luz de la vela cuando me sonrió tranquilizadora.

—que bueno que ya llegaste a casa Lía, ya estaba preocupándome.

—supuse que te desesperarías estando aquí sola. Disculpa que no te haya contestado el mensaje pero me quedé sin batería. —entro dentro de la casa y se comenzó a quitar la chaqueta de cuero negro que traía puesta —. Las calles de toda la manzana están completamente a oscuras. Supongo que si fue un apagón bastante fuerte.

Cerré la puerta de entrada y dejé la vela de nuevo en la mesita de centro.

—y ¿en dónde está Seth? ¿no saliste con él? — corrí, todo lo rápido que la oscuridad me dejó correr, a sentarme de nuevo en el sofá.

—fue a comprar más velas, paso a dejarme porque no quería que corriera algún riesgo y me dijo que volvía en un rato. También me dijo que compraría algunas bebidas y snacks  para acompañarnos esta noche.

—¿bebidas alcohólicas? —levanté las cejas sorprendida.

—No Emme. Claro que no. Aun no tiene la edad legal para comprarlas... comprará jugos y algunos refrescos.

—oh, bien. Eso es bueno.

—mi hombre es un buen chico —dijo alegremente con una voz muy infantil, camino hasta donde yo estaba y fue acomodarse al lado de mí en el sofá.

— Supongo que lo es, solamente no me digas que es lo que hacen cuando pasan el tiempo a solas, ya estoy lo suficientemente traumada como para volver a escucharte hablar acerca de todas sus proezas.

— amiga, el problema es que tú eres una aburrida

— da igual —la corté —, aburrida o no, no quiero escucharte.

—pues bueno. —se encogió de hombros totalmente indiferente y, de momento a otro, sonrió de oreja a oreja —. Que por cierto, antes de llegar aquí nos encontramos con el pervertido de esta mañana.

Fruncí el ceño.

—¿cómo?

—con el vecino de aquí enfrente.

—sí. Bueno, te entendí pero, ¿en donde lo encontraste?

Lía encogió un hombro e hizo un gesto con la mano.

—caminando por la acera, ya sabes, hoy Seth y yo tuvimos que tomar un taxi porque tal vez descompuse mi auto ayer, pero el conductor se negó a llegar hasta la casa así que nos bajamos a una calle de aquí.

—¡Que imbécil!

—¡ya sé! El idiota dijo que no seguiría conduciendo por un lugar tan obscuro y nos hizo bajar... —Lía apretó un puño recordando su molestia —pero bueno, nos bajamos y caminamos —puso su mano izquierda en el respaldo del sofá y acomodo su cabeza allí —, ni siquiera sé porque fue tan idiota si aun había mucha gente caminando por las calles. Una de esas personas fue tu amigo pervertido —. Sonrió y asintió —un chico bastante amable para ser un mirón.

—descuida, ya arreglamos todo ese asunto.

—¿como que lo arreglaron? ¿Quienes?

—el vecino y yo —dije como si nada —que, por cierto, se llama Will.

COLOREA MI CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora