32. GRAVIDANZA

736 97 16
                                    

Guardé los papeles nuevamente en su cajón y lo cerré con fuerza. Tenía que mantener mis celos a raya y dejar de dudar, no solamente de Matt, sino en mi mejor amiga.

Salí de la habitación de Matt y bajé las escaleras. Preparé los emparedados para mi mamá e hice dos más para mí, también calenté agua para preparar el té que iba a subirle. Mientras trataba de maniobrar con la bebida caliente y el plato con emparedados hacia el segundo piso, pensé en Daniel. Él tenía que saber que su esposa no se sentía muy bien de salud aunque estuviera de lo más enfadado con ella.

Así se lo hice saber a mi madre cuando logré llegar con la bandeja de comida intacta hasta su habitación. No obstante, mi madre me prohibió rotundamente, contarle algo de lo sucedido a Daniel. Su marido seguía muy molesto con ella y mi mamá no quería que estuviese a su lado solo por el hecho de sentir lastima.

Eso me parece una completa estupidez...

Asentí, insegura de la decisión que estaba tomando, pero evité meterme en su relación. Esperaba que así, ella desistiera de meterse en la mía. Yo tenía que aprender a tomar mis propias decisiones, aun si estas me llevaran a un final infeliz, tenía que aprender a levantarme por mi propio pie.

Después de un rato, y de convencerla de hacer una cita con el doctor para el día siguiente, mi mamá se quedó profundamente dormida. Bajé los platos vacíos a la cocina y limpié todo el lugar. Hasta mucho tiempo después tomé mi teléfono y llamé a Matt.

Contestó en seguida y, a lo lejos pude escuchar el barullo del bar.

— ¿cómo te fue nena?

—Todo bien, logré calmar los humos...

Y de qué forma...

—entonces... ¿sigo vetado de la casa o...?

—Sigues vetado— afirmé rápidamente— pero espero que mi mamá se relaje un poco después de lo que hablamos...

— Claro, lo sabía...— Soltó una ligera carcajada— pero bueno, ¿que se le va a hacer? Realmente, discúlpame caperuza, pero no me interesa mucho su opinión...

—Matt...—Traté de reprenderlo

El tonto de mi novio tuvo el descaro de reírse por mi débil regaño

— ¿Si caperuza?— su pícaro tono de voz me hizo suspirar a través del teléfono

—Olvídalo..., eres imposible ¿sabes?

—Mmm... Cuando quiero, sí.

— Bien, cambiando de tema. Temo que debo contarte algo que seguramente no te va a gustar...

— Genial... ¿que hizo tu madre?

— ¿Por qué piensas que se trata a cerca de ella?— escuché un gruñido a través de la línea— ok sí. Tiene que ver con ella...verás... mi mamá está desesperada por encontrar alguna prueba que te haga ver como el peor de los hombres...

— ¿así qué...?

—... se atrevió a husmear dentro de tu habitación...

— ¿QUÉ?— Matt gritó a través del teléfono— no puedo creer que tu madre se atreviese a revisar mis cosas personales...

A lo lejos aún podía escuchar la música del bar, y a las personas conversar.

—oye, cálmate..., sabía que esto no te iba a gustar, pero no es como para que me grites a mí...

—discúlpame Emme, es sólo...— Soltó un suspiro largo— Tu madre es todo un caso...

—si bueno...el asunto es que abrió uno de tus cajones en el escritorio y encontró algunas cosas... que...

COLOREA MI CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora