43. CELEBRARE

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Llegamos a la feria alrededor de las cuatro y quince de la tarde, las atracciones se habían colocado cerca de un parque local y estacionamos los autos en un aparcamiento cercano, Matt bajó del auto y sacó la caja de regalo del asiento trasero antes de correr hacia mi puerta y abrirla galantemente. Dentro del parque había un espacio para que los visitantes pudiesen sentarse a comer o pasar el rato; había mesas circulares de madera con sillas de plástico plegables y pequeñas carpas para comprar comida y postres.

Matt y yo llegamos de últimos al lugar, los demás se habían adelantado para apartar una mesa antes de que se llenasen y para que Lía y Cam pudiesen preparar el pastel sorpresa que le habían comprado a Matt y que ocultaban dentro de una heladera junto con algunos refrescos.

Cuando Matt y Seth vieron el pastel de chocolate helado, con fresas decorando cada centímetro de la base, se les cayó la baba de la boca y, estoy casi segura que oí gruñir a mi novio en el momento en que Seth intentó obtener una probada clandestina de su pastel.

Nos sentamos a la mesa, alrededor del cumpleañero; yo estaba sentada a la izquierda de Matt, a su lado derecho se encontraba Cameron, seguido de Angie. A mi costado se encontraban mi linda mejor amiga y su novio adorable.

Nuestros amigos y yo le cantamos a Matt un feliz cumpleaños bastante desentonado pero muy sincero, y el cumpleañero se mostraba bastante sonriente y algo avergonzado cuando terminó la corta canción y los abrazos de felicitación llegaron. Parecía un niño mientras probaba la primera rebanada de pastel, como aquel chico de diez años que sonreía feliz de que nuestras vidas no fueran ni remotamente complicadas, y yo me sentí feliz por él, con el deseo de que estos momentos duraran para siempre.

Después de haber comido el pastel y haber visto como Seth y Matt peleaban por el último pedazo de éste, mis amigos le entregaron sus regalos a Matt; Cam le regaló un set de estilógrafos profesionales de color negro con detalles tallados en color oro, Angie le obsequió un juego de lápices de dibujo de muy buena calidad dentro de un estuche bastante sobrio. Lía, por su parte, le regaló una sudadera asimétrica en dónde, la mitad de ella era de un estilo tartán rojo, y la otra mitad de un negro liso. Seth le regaló una figura coleccionable de uno de los superhéroes favoritos de Matt, Batman, y un comic de edición limitada. Ante todo eso, sentía que mi regalo era insulso; dentro de la caja venían un libro de pasta dura acerca de diseño, lo había personalizado y puse una dedicatoria especial en la primera página, además de eso, le había comprado una cámara fotográfica de fotos instantáneas. A Matt le encantaban esas cámaras, sin embargo, la última que había tenido se había roto accidentalmente cuando se fue de borrachera ocasional con Lía.

Creí que mi regalo no iba a gustarle tanto, pero su expresión me dijo todo lo contrario. Sus ojos le brillaban emocionados.

—wow Emme, esto es increíble ¿cómo supiste que deseaba comprar una cámara nueva?— me gané un beso de agradecimiento puro y de felicidad.

— es cómo la que rompiste el año pasado ¿no?— Lía la observó desde su lugar.

— ¿La que YO rompí?— Matt preguntó indignado, no esperó respuesta de mi amiga y continuó: — recuerdo claramente cómo es que una ebria loca me la arrebató de las manos y jugó con el cordón de la cámara hasta que ésta terminó dentro de un barril de cerveza barata...

—vaya... ¡que locura! ¿No?— mi amiga fingió demencia— gracias al cielo ya no frecuentas esos lugares amigo...

Cam interrumpió

—Aunque a la borracha la sigue viendo— nuestro amigo carraspeó y tocio de lo más falso

Todos comenzaron a reír un poco y pasamos un rato disfrutando y platicando entre amigos. Seth estaba impaciente por subir a los juegos mecánicos y probar la puntería en las carpas de tiro al blanco, ahí fue cuando Cameron mencionó que Angie era un as para esos juegos y que su puntería era excelente, lo que emocionó aún más a Seth por tener una rival a la altura con quien pudiese poner en práctica sus habilidades. Angie aceptó el reto y decidieron que era el momento de probar quién era el mejor en puntería, ambos se levantaron de sus lugares con una mirada afilada y competitiva y se fueron directos hacia esos juegos. Lía nos miró y suspiró mientras se levantaba de su silla y recogía la bolsa de basura. Cameron se encogió de hombros y también se levantó de su lugar.

COLOREA MI CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora