82.TASTE

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Me desperté a la mañana siguiente un tanto desubicada, poco a poco fui recordando lo que había sucedido ayer en la noche y me di cuenta de que a mi lado, durmiendo como un bebé, estaba Matt, su rostro lucia adorable, como si fuese el ser más inocente del mundo.
 
Sonreí.
 
Como si lo fuese...
 
Revisé la hora en mi móvil y me di cuenta de que eran casi las ocho de la mañana, apenas y había dormido lo suficiente para no parecer una muerta viviente.
 
Matt soltó un suspiro a mi lado y giré mi rostro para saber si seguía dormido. Sus ligeros ronquidos me dieron un indicio de que así era.
 
Me recliné de costado, con el codo apoyado sobre la almohada, y de nuevo admiré lo atractivo que era Matt. Ayer ni siquiera repare en lo que traía puesto; una camisa azul claro que delineaba perfectamente lo musculoso de sus brazos y su cuerpo atlético, y unos pantalones denim obscuros. Estaba completamente extendido en mi cama, apenas y cabía completo el muy gigantón y, por mas que lo había intentado, Matt insistía en deshacerse de las cobijas.
 
Mientras dormía frunció ligeramente el ceño, como si algo lo estuviese molestando en sueños, más de pronto, volvió a suavizar su expresión. Un mecho de su cabello le cayó ligeramente en su frente, así que, con toda la lentitud del mundo, traté de apartarlo sin despertarlo.
 
Ni siquiera se movió.
 
Sonreí. Lía decía que era porque estaba profundamente enamorada pero, en verdad que era el chico más apuesto que había conocido alguna vez en mi vida. Mi sonrisa se enganchó y acaricié su frente con la punta de mis dedos.
 
Creo que Lía, al final, si tiene razón, mi amor por él lo hace ver hermoso a mis ojos...
 
Toqué fugazmente sus cejas y después, acaricié su rostro; desde su pómulo izquierdo, hasta la punta de su mentón. Su barba incipiente raspaba un poco al contacto de mis dedos pero no era para nada molesto. Eso me hizo pensar, ¿cómo sería sentir esa barba en otros... lugares?
 
De solo pensarlo la sangre subió a mi rostro y una sensación de cosquilleo se quedó atrapada en mi bajo vientre.
 
Matt seguía dormido y yo continué acariciando su rostro, marcando sus facciones y dibujando el contorno de sus labios entre abiertos. Estaba tan ensimismada que no me di cuenta de que mis dedos ya habían llegado hasta más abajo del cuello y ahora me encontraba siguiendo el camino de su clavícula. Él soltó un suspiro dormido y me aventuré a bajar más, sin embargo, los botones de su camisa me impidieron continuar con mi pequeña exploración.
 
Me enderecé sentada en la cama y revisé si Matt seguía dormido, sus ojos estaban cerrados y su respiración seguía siendo acompasada. Entonces, me envalentone y comencé a desabotonar su camisa lo más sutil que pude. Cuando tuve su torso al descubierto, comencé a pasar mis manos por su amplio pecho y más abajo, su piel era cálida e inesperadamente suave en donde debía serlo. Deslicé mis manos por el fino vello de su pecho y, comencé a bajar aun más, recorriendo las líneas de su duro abdomen, el cual se contrajo al momento de que mis dedos acariciaran los definidos músculos de su estómago.
 
Al llegar al ombligo, noté el tan conocido fino camino de vello, que se perdía por debajo del elástico de los calzoncillos, que el pantalón dejaba a la vista. Comencé a hacer pequeños círculos alrededor del ombligo, dibujando una espiral que al final, se desvió por el pequeño camino que me indicaba naturalmente el cuerpo de Matt. Mis ojos se mantuvieron todo el tiempo fijos en los movimientos de mis dedos, hasta que estos delinearon la cinturilla de los calzoncillos.
 
Me sentía totalmente hipnotizada por el cuerpo de Matt, sobre todo porque, normalmente, yo nunca tomo la iniciativa con respecto al sexo y las caricias. Que claro que he aprendido a participar en el sexo, y Matt me ha enseñado muchas formas de demostrarnos el cariño que sentimos el uno por el otro, sin embargo, nunca me había tomado mi tiempo para disfrutar a consciencia del cuerpo de mi novio. Sin siquiera pensarlo, incliné mi rostro hacia el estómago de Matt, y comencé a depositar ligeros besos por los sitios en donde estuvieron mis dedos, los cuales estaban intentando desabrochar los pantalones de Matt.
 
Su estómago se contrajo cuando mi lengua se deslizó por la piel de su cadera, ese movimiento me sobresaltó y, fue entonces cuando me di cuenta de que Matt estaba totalmente despierto.
 
Levanté la vista.
 
Los ojos plateados de Matt podrían haber derretido el ártico en ese momento. Su rostro estaba sonrojado, los labios estaban separados y podía notar la punta de su lengua, que en ese momento decidió salir y humedecer su labio inferior, sus ojos estaban completamente fijos en mis movimientos y pude notar que sus manos estaban aferradas a las sábanas revueltas de la cama. Su respiración era errática, algo que pase por alto al concentrarme demasiado en su cuerpo y, según lo que sentía levantarse contra mi pecho, no era lo único que había pasado por alto. Me quedé quieta; inclinada sobre sus piernas, mi rostro levantado y lleno de absoluta sorpresa, y con los dedos sobre el botón de sus pantalones. 
 
—dios caperuza... te lo ruego, decídete pronto, mi fuerza de voluntad está cayendo a cada segundo... —suspiró bruscamente.
 
—eh... yo... —vacile —no se muy bien como seguir...
 
Ni siquiera sabia como había llegado a esto.
 
Una sonrisa traviesa se instaló en los labios de Matt y me miró como un depredador miraría a su presa.
 
—yo puedo ayudarte muy bien con eso... —murmuró, y su voz sonó gutural y seductora —continúa explorando, desabotona mis pantalones y acariciarme como lo estabas haciendo hace unos momentos.
 
Obedecí sus palabras y volví a moverme, mis dedos se ocuparon del cierre de su pantalón, lo que me permitió tener una mejor vista del bulto en sus calzoncillos. Deslicé mis dedos por el borde de su ropa interior, admirando lo bien que le quedaban esos calzoncillos grises, pero dude en como debía continuar.
 
—desliza las manos por debajo y acaríciame nena, es lo único que necesito.
 
Hice lo que me dijo y fácilmente me volví a ensimismar en lo increíble que era sentir su piel en mis dedos; acaricié los músculos de su estómago y deslicé mis dedos hasta sus costados. Bajando lentamente por sus caderas, comencé a deslizar mi mano derecha por debajo de su ropa interior hasta que me tope con la base de su cálido miembro semi duro. Con cuidado, saque su miembro del confinamiento de sus calzoncillos y lo tomé con ambas manos, una de ellas subiendo y bajando en lentos movimientos.
 
Matt soltó un profundo gemido cuando mi mano derecha toco la punta de su pene, y sus caderas se elevaron un poco cuando mi dedo toco un punto por debajo del glande. Levanté la mirada y observé que Matt había cerrado los ojos, su expresión se notaba bastante tensa, casi de dolor pero, su boca entre abierta dejaba escapar pequeños gemidos placenteros, y sus caderas no paraban de moverse de arriba hacia abajo. Noté que sus manos seguían aferradas a las sábanas y que sus nudillos estaban casi blancos por el esfuerzo. Un fuego se apodero de mi vientre y mis bragas se mojaron un poco por lo que me había atrevido a hacer.
 
Me sorprendí de lo que mis caricias estaban haciendo por él y también me llené de otro tipo de sentimientos; orgullo, poder y bastante excitación. Era increíblemente excitante tener el control en esta ocasión, saber que, con cada uno de mis movimientos, lo estaba llevando más cerca de su culminación.
 
Liquido pre seminal comenzó a salir de la punta de su miembro y me incliné hacia él para probarla en mi boca. El sabor salado impregnó mi lengua y me derritió por dentro, humedeciendo aun más mi ropa interior. Deslice mi lengua alrededor del glande y lo lamí unas cuantas veces antes de alejarme de nuevo para observar a Matt.
 
Esta vez, él tenía los ojos abiertos y me miró expectante pero, al notar mi indecisión, llevó sus manos a ambos lados de mi cabeza y me ayudó a bajar de nuevo, hasta que mis labios estuvieron en contacto con la carne húmeda y dura.
 
—por favor... hazlo...
 
Hice lo que me pidió y abrí los labios para llevarme su pene a la boca. Comencé a lamer la punta de su miembro y a recorrer con los dedos la base de éste, evité que mis dientes entraran en contacto con la sensible piel y traté de hacer pequeñas succiones en su cabeza, cosa que me ganó un gemido de aprobación.
 
—eso es... —casi gruñó —así nena, usa más tu lengua...si..., así esta mucho mejor...
 
Continué haciendo todo lo que él me pedía, con sus manos fijas en mi cabello, tratando de guiarme justo como él quería hasta que, de repente, le dio un ligero tirón a mi cabello.
 
—espera cielo, estoy a punto de...
 
Sabia a que se refería, pero no permití que me alejara. Por el contrario, traté de intensificar un poco el ritmo y con una de mis manos masajee el suave saco que había debajo de su miembro.
 
Matt gimió un par de veces más y se corrió en mi boca.
 
Intenté tragar todo mientras seguía intentando mover mi lengua por sobre la punta de su miembro, Matt había perdido el control y continuaba empujando sus caderas hacia mí pero sin ahogarme, aún permitiendo que el control estuviese de mi lado, traté de respirar lo mejor que pude aún con la cabeza de su pene entre mis labios.
 
Cuando los ligeros empujones fueron ralentizándose, solté su miembro con un suave pop, y levanté la vista hacia un agitado Matt. Mi ritmo cardíaco no era mucho mejor, era bastante notable en mis erráticas respiraciones que me sentía ansiosa, húmeda en ciertas partes de mi anatomía y muy caliente. El se hizo hacia atrás en la cama y se reclinó un poco en las almohadas de atrás.
 
Extendió su mano hacia mi y sonrió.
 
Debería ser un delito tener esa sonrisa... y un pecado caer tan fácilmente en ella pero, ¡que mierda! Que me condenen por caer mil veces en ella...

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