33. KISEU

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Daniel contestó hasta el sexto timbrazo. Estaba a punto de colgar la llamada pero lo escuché contestar al otro lado de la línea. Sonaba un poco renuente.

Quizá es sólo mi idea...

— ¿Sucede algo Emme?— contestó rápido y cortante

—la verdad...no estoy segura de decírtelo Dan. Es acerca de mamá

— ¿ella...te pidió que hablaras conmigo de algo? ¿Quiere usarte como una clase de intermediaria?

— ¡no! No...— Negué rápidamente—de hecho, ella no sabe que te estoy llamando en estos momentos... escucha Dan, yo no deseo meterme en sus problemas ni nada parecido y sé que mi mamá no tiene justificación para las acciones que ha cometido pero ¿acaso tú no has cometido errores en tu vida?

Como por ejemplo, ponerle el cuerno a tu ex esposa...

Daniel suspiró al otro lado de la línea

—escucha Emme, tienes razón. Tú no tienes por qué meterte en nuestros problemas maritales...esto no le incumbe a nadie más que a tu mamá y a mí

—ya lo sé Dan, y créeme que no te hablo específicamente para eso... pero pienso que esta es una circunstancia mucho más importante que cualquier problema entre ustedes. Sólo quería avisarte que mi madre no se siente muy bien que digamos...

— ¿qué le sucede? ¿Está enferma?— de repente, su voz cambió por completo y destilaba preocupación

—Algo así...— toqué mi frente y peine mi cabello suelto hacia atrás — escucha, solo quería decirte esto. Ahora mismo mi madre está sola en la tienda. No me permitió quedarme con ella y me preocupa que pueda pasarle algo si está sola... pero eso es todo lo que diré. Si quieres saber cómo se encuentra, mejor ve a buscarla al negocio ¿sí? Te lo pido... no quiero que esté sola...y sé que mi madre podría matarme por esto pero su salud me importa más que cualquier promesa hecha. Ayer sufrió un pequeño desmayo y no quisiera que le volviese a pasar sin nadie a su alrededor...

Daniel volvió a suspirar profundamente.

—Yo no sabía nada de eso... ¿por qué no me llamaste en cuanto sucedió Emme?—por su tono sabía que estaba molesto

—justo porque no debía de entrometerme en sus problemas y mi madre me pidió que no te dijera nada. Lo siento Dan, pero ahora te lo estoy contando y te pido que me ayudes...

Dan volvió a suspirar y adivine que estaba despeinándose el cabello nerviosamente o quitándose las gafas en forma cansada. Sus gestos eran bastante predecibles.

—De acuerdo —contestó después de unos segundos en silencio— Prometo pasar a verificar que se encuentre bien...

—Gracias—solté de golpe el aire que había estado conteniendo y que no sabía que contenía.

—no agradezcas...después de todo, es mi esposa a quien me estas pidiendo que cuide. Nos vemos luego Emme, me voy a poner en marcha y...gracias por contarme esto.

—de nada... sólo una cosa más... por favor, no le digas que yo te llamé...

—descuida. Y gracias de nuevo...

—no hay problema Dan. Nos vemos.

Terminé la llamada y camine por la acera de la calle, pensaba en lo que mi mamá había dicho sobre las complicaciones que le traía mi relación con Matt. No quería arruinar a nuestra familia pero, no podía renunciar a Matt...me dolería profundamente tener que dejarlo sólo porque no es conveniente para mi mamá y su embarazo.

—por favor. Que todo este embrollo se resuelva sin heridos...—susurré hacia la nada

Esperaba que mis suplicas sirviesen de algo y que no, simplemente, se las llevara el viento.

COLOREA MI CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora