27. HAPPINESS

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— ¡Emme!— la voz de Matt provenía de la salita, detrás de la guapa rubia de ojos verdes y sonrisa deslumbrante. Se asomó detrás de ella y me sonrió— ¿cuándo llegaron de San Antonio?

Me crucé de brazos demasiado consternada como para que no se me notase, sin embargo, Matt miraba apreciativo mi nuevo vestido. Yo no pude evitar hacer lo mismo qué él con su cuerpo; traía una camiseta blanca, sin mangas, demasiado pegada a su torso delgado y, unos pantalones grises jogger, muy ligeros.

—justo hace unos minutos...

La rubia, al notar mi rostro inexpresivo, carraspeó y me miró entre nerviosa y divertida.

—Bueno... yo creo que mejor me voy...— La rubia sonrió tímidamente en dirección a Matt

Mi novio muerto...

— ¡Oh, lo siento!— Matt reaccionó de inmediato, dirigiéndose a su amiga como si se hubiera olvidado por completo de que estaba ahí — Betty, ella es mi novia Emme— Me señaló y, posteriormente me observó a mí— Emme, ella es mi vecina Betty. Vino de fin de semana con su novio.

— mucho gusto Emme— Betty sonrió y me extendió su mano, la tomé y nos saludamos cordialmente. Mi rostro dejó entre ver una pequeña sonrisa cortés.

Betty soltó mi mano luego de una ligera sacudida, se dirigió hacia Matt y le dijo:

— te agradezco mucho que me hayas prestado la linterna

Sólo en ese momento me di cuenta que llevaba colgando una linterna grande en la muñeca de su mano izquierda

— No hay de qué, — Matt  sonrió amablemente sin siquiera notar aún la tensión que enmanaba mi cuerpo— normalmente con los vientos y la lluvia se va la luz momentáneamente. Sin embargo tiende a regresar en pocos minutos. Aun así por si acaso es mejor que tengan la linterna por si tienen que pasar la noche sin luz eléctrica.

Betty asintió contenta, le volvió a dar las gracias a Matthew y, luego de decir unas palabras de despedida, se marchó del porche de la cabaña y tomó dirección rumbo a una de las cabañas contiguas.

Matt continuaba mirándome con su sonrisa pícara. Entrecerré los ojos.

— Así que...tu vecina ¿eh?

Levantó una ceja dudosa

— ¿si...?

— y.... ¿dices que viene con su novio?

Sonrió incrédulo. Seguramente ya sabía lo que trataba de insinuar.

—Emme, no lo digo, sé que viene con su novio— señaló dos cabañas a la izquierda.

Betty estaba saludando con un abrazo muy íntimo a un hombre que estaba doblando un mantel de día de campo frente a la orilla del lago.

—ah...— no se me ocurría algo más que decir para poder ocultar un poco mis celos.

Claro que, Matthew Denell, no iba a dejar pasar una oportunidad para burlarse de mí, así me quisiera con todo su ser. Vi formarse en su rostro su expresión cínica de siempre y no tardé en escucharlo reír a carcajadas.

— no puede ser caperuza... ¿en serio? ¿Estás..., no sé, de casualidad...., celosa? — su tono de voz sugería incredulidad pero yo sabía que todo era parte de un artimaña para que yo cayera en la trampa y expresará lo que había sentido al ver salir a una mujer de su casa.

Y caíste como la tonta que eres...

— ¿celosa, yo? ¿De una rubia que se ve mucho mayor y que te sonríe como si fueras su salvador? ¡JA!, por favor...— de nuevo crucé mis brazos y tontamente le dejé entrever todos mis sentimientos en la expresión de mi rostro.

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