Horas más tarde, desperté en medio de la noche con la sensación de haber olvidado algo muy importante. Miré a mí alrededor, estaba bastante obscuro y, mi cabello despeinado, cubría toda mi cara. Me di cuenta de que Matt no estaba acostado a lado mío, en cambio, estaba sentado a los pies de la cama; la luna me daba la suficiente luz para poder notar que solo traía puestos los calzoncillos y los músculos de su espalda se marcaban cada vez que se estiraba o hacia algún movimiento con su cuerpo.
Estaba hablando por teléfono.
—sí. Esta aquí conmigo—escuché como esperaba a que la otra persona contestara al otro lado de la línea— ¿ahora? ¿No puedes esperar hasta mañana?— de nuevo aguardó respuesta y llevó una de sus manos hasta su cabello despeinándolo. Matt hacia eso cada vez que algo lo fastidiaba— papá. Son las dos de la mañana. ¿Qué puede ser tan urgente como para que no puedan esperar?
Eso me hizo despertarme en un dos por tres. Me enderece como un resorte de la cama, olvidándome de mi desnudez sólo de recordar lo que tenía que contarle en un principio a Matt. Sabía perfectamente que era tan importante.
Mierda... esto no va a ser bueno...
El lobo feroz se dio cuenta de que me había despertado y su cálida mirada se deslizo por todas las partes de mi cuerpo que quedaron a la vista después de mi abrupto movimiento. Un escalofrío me recorrió la espina dorsal y me cubrí con las sabanas lo más rápido que pude. En respuesta, me enseño la lengua y volvió su atención de nuevo hacia la voz de Daniel en el teléfono.
—si papá, estoy escuchándote. Quieres que Emme y yo salgamos para tu casa en este mismo instante... ¿algo más?— Matt hizo un gesto insolente y soltó una carcajada cínica— tu sabes que no papá, ese lugar dejó de ser mi hogar hace mucho, incluso antes de que ella me corriera...mira déjalo ¿sí? Nos vemos en media hora...—Matt se levantó de la cama y le gruñó a su padre— No. No puedo llegar más rápido. Date cuenta la hora que es, no me pidas que conduzca rápido en medio de la noche. Cuando llegue me cuentas. Adiós. —colgó el teléfono y se giró en mi dirección bastante suspicaz.
Me cubrí el rostro con la sábana, no estaba en las mejores condiciones como para enfrentarme a un curioso Denell. Matt se deshizo de la sábana lentamente y me miró levantando las cejas.
— ¿y bien?
—eh... bien... ¿qué?— lo miré fijamente fingiendo que no podría haberse dado cuenta de mi repentino nerviosismo
—No finjas caperuza— me apretó las mejillas con una sola de sus manos y continuó— te conozco, y sé que, cuando estás nerviosa tu boquita hace una mueca muy graciosa—sacudió suavemente mi rostro
— ¿Ah dsi?—intenté preguntar pero, mis palabras no salían correctamente debido a que continuaba jugando con mi cara.
—sip. Comienzas a hacer un piquito con tu boca cuando te pones a pensar en mil cosas a la vez y te llegan los nervios...
Abrí los ojos sorprendida y me giré en la cama, quedando boca abajo. Cuando hablé, la almohada amortiguó mi voz.
—No quiero hablar de ello... — viré el rostro en la dirección contraria a Matt
— ¿ah no?—su aliento rozó mi cabello
Negué con la cabeza cuando el cosquilleo de su voz me dejó sin habla.
—oh vamos... prometo no contarle a nadie— escuchaba la risa en su tono juguetón.
Sus manos peinaron mi cabello alborotado y plantó un beso en medio de mi espalda.
—vamos caperuza, dime que ocultas... yo sé que ocultas algo...— seguía peinando mi cabello y pude sentir unos ligeros movimientos en el colchón.
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COLOREA MI CORAZÓN
RomanceElla vivía en un mundo color de rosa. Él sabía que el mundo estaba pintado con muchas tonalidades diferentes... Emmeline Hood está cansada de intentar que Matthew Denell, su hermanastro, cambie su conducta tan atrofiada. Sin saber que la única forma...