6. KARESHI

1.2K 160 37
                                    


— ¿Qué haces aquí?—Pregunté muy sorprendida y somnolienta.

— Hasta donde yo sé, vivo aquí— me sonrío de forma casi angelical.

Me reí sarcástica, sin humor.

— Muy gracioso, no seas bruto ¿Qué haces dentro de mi habitación?

Matt soltó una sonora carcajada. Parecía de lo más contento.

— Juro que toqué la puerta pero tú no contestaste— entre cerró los ojos— necesito algo...

— No contesté porque estaba dormida— me tallé los ojos y me enderecé un poco sobre los codos.

— Lo noté— su mano seguía en mi hombro, su pulgar haciendo pequeños círculos inconscientes. Me miró cómo si algo le entusiasmase —parecías... algo inquieta... ¿todo bien?

La forma en que me estaba tocando y su voz, hicieron que los recuerdos del sueño que tuve vinieran a mi mente en ráfagas. Mi rostro, seguramente, hecho todo un poema. Y cierta parte de mi anatomía lo suficientemente húmeda, como para avergonzarme.

Matt, que estés aquí no me está ayudando en nada... ¡lárgate!...

— To-todo bien— evité mirarlo a los ojos.

Matt se inclinó hacia mí. Su rostro a unos centímetros de mi rostro.

Seguía evitando mirarlo a la cara, en su lugar observé que su torso estaba cubierto, tan solo con una camiseta sin mangas, y sólo traía puestos, como pijama, unos bóxer short de cuadros azules y negros.

— ¿Estás...segura? Sonabas... realmente agitada.

— Completamente. ¿Qué quieres?

— Venía a pedirte algo... — se alejó velozmente de mí y se enfocó en las cosas que habían sobre mi mesita de noche.

De pronto soltó una risita bufona.

— ¡Qué locura Emme!

Fruncí el ceño, no entendiendo que era lo que le causaba tanta gracia de mi mesa. En ella solo estaban la lámpara, mi celular, unas aspirinas- solía dolerme la cabeza de estar tanto tiempo frente al computador-, mis gafas de lectura y...

¡Carajo!

Y ahí, debajo de mis anteojos, había una estúpida novela romántica, de esas que leen las señoras mayores y que contenían, muy explícitamente redactadas, escenas de "amor".

Genial... por lo que observo, acabo de regalarle a Matt aún más material para hacerme la vida imposible...

Mi "hermanito" soltó una risotada.

— Vaya... con que esas tenemos, señorita... — se burló sin mirarme a la cara y tratando de tomar de mi mesa la estúpida novela.

— No...— exclamé estirando las manos para alcanzarla antes que él, pero sus brazos eran más largos, y sus reflejos más rápidos.

Mierda...—quería llorar— ni mi madre, no, ni siquiera Lía sabía de mi afición por esas novelas...—y ahora, quien menos hubiera deseado que se enterase, estaba comenzando a hojear la novela, justo en donde había dejado el separador que traía dentro. Y no era una parte que deseara leer en voz alta.

— Matt, devuélveme eso— pedí estirando mi mano para arrebatarsela y levantándome sobre mis rodillas.

En lugar de hacer lo que le dije; claro que no lo iba a hacer, se levantó de la cama, evitando así que yo pudiera alcanzar la novela. Mientras que, con toda la alegría del mundo, comenzó a leer en voz alta el pasaje más meloso y provocativo de la novela. Con una voz teatral y serena, comenzó:

COLOREA MI CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora