35. HONTŌ

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—un dibujo ¿que más?

—es...mi rostro...

—Sí. De hecho, todos ellos lo son...

Miré a nuestro alrededor y noté cómo es que varios papeles cubrían parte del suelo y la cama de Matt. Todos ellos eran dibujos..., no, más bien eran retratos míos. Casi desde que tenía doce o trece años, incluso había uno sacado de una fotografía que nos habíamos tomado la navidad pasada.

—planeaba prepararte una sorpresa para tu cumpleaños y dartelos...

Había retratos en acuarelas, como el que Matt le había hecho a Lía, dibujados con lápices de colores y otros más en blanco y negro. Creados  desde diferentes perspectivas de mi rostro; algunos mostraban mi perfil, otros tantos lucían mi sonrisa y otros mis gestos estoicos.

—para mi cumpleaños...— tan solo estaba repitiendo lo que Matt decía, mi mente había quedado en blanco— pero es dentro de casi cinco meses...

—llevo haciéndolos desde que teníamos doce años— murmuró Matt y, a continuación me dijo preocupado — mostrándote todo esto, Emmeline ¿aún piensas que no te quiero?—su semblante estaba pálido y tenso

No me había dado cuenta de lo agotado que parecía...

—Emme, varios de estos dibujos los hice para tus anteriores cumpleaños, también hice algunos cuando nos graduamos de preparatoria, navidad..., incluso el año que pasé lejos de ti...— sonrió sin alegría— Creo que, desde que comencé a dibujar, lo único en lo que podía inspirarme era en tu rostro. Dibujarte era la única forma en que podía expresar mis sentimientos por ti, aquellos que no podía decirte. Cuando comencé la universidad, tu te transformaste en mi musa, mi inspiración... mis primeros bocetos fueron acerca de ti, porque intentaba plasmar lo que más quería en el mundo. Tú lo eres. Así que no me puedes venir a decir que no te quiero...

—pero...pero tú... besaste a Lía —mi mente estaba hecha un lío

Matt se detuvo frente a mí, con los brazos a los costados y negando enérgicamente.

—Emme, las cosas no son como tu crees. Sí, bese a Lía —eso se sintió como un puñal en el corazón— pero fue hace bastante tiempo; estábamos en una de esas fiestas locas de adolescentes, ambos estábamos muy ebrios y, entre charla y charla, sucedió un beso erróneo. Pero nos dimos cuenta que eso había sido un error, incluso puedo decir que nos dio asco...—pasó sus manos por su cabello— Lía sabía que tu sentías algo por mí, y yo me sentí como una rata por besar a tu mejor amiga. A pesar de que en ese entonces tu y yo éramos como perros y gatos, no me pareció correcto seguir por ese camino...pero sólo fue un beso y nada más...nunca le dimos importancia así que nunca nos atrevimos a decirte nada pero, cuando me llamaste y me contaste lo que tu madre hizo, me di cuenta de que debía decirte toda la verdad antes de que saliera a la luz de la peor forma...te repito, para mi fue una cosa sin importancia pero aun así, decidí que si quería que nuestra relación continuara bien, tenías derecho a conocer todo de mí. Incluso mis errores...

Mi cabeza estaba sobrecargada de información. Intenté abrir la boca para hablar pero nada salió de ella. Sólo pude quedarme allí parada, observando todos los dibujos esparcidos por la habitación. Aún sin poder creer que Matt hubiese hecho todo esto él sólo.

—¿Emme?—Matt intentó llamar mi atención

Lo observé aún perdida en mis pensamientos caóticos. Estaba sin palabras. Quería creerle, en realidad, me negaba a pensar que Matt y Lía me pudiesen traicionar así

—yo...—negué con la cabeza— yo no...no estoy segura de que pensar...

—Emme, te lo juro. Jamás te traicionaría de esa manera, Lia mucho menos.

COLOREA MI CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora