13. MASUL

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13. MASUL

A la mañana siguiente desperté relajada y feliz, eran más o menos las seis y media de la mañana; mi clase comenzaba a las ocho en punto, así que, tenía el tiempo suficiente para alistarme y desayunar. Esperaba que Matt aún no se hubiese despertado para poder desayunar junto a él, lo más probable es que nuestros padres ya estuviesen abajo, desayunando.

Me levanté de la cama y, automáticamente, tomé mi celular de la mesita de noche; encontré que tenía un mensaje de un número desconocido, lo abrí y me di cuenta que era de parte de Seth, me preguntaba si podía verme con él hoy en la tarde, que necesitaba hablarme acerca de Lía.

Fruncí el ceño.

¿Ahora qué había pasado con lía?

Acepté la invitación y, de paso, pregunté si existía algún problema grave pero me contestó de vuelta, y dijo que sólo necesitaba hablar con alguien que conociese bien a Lía.

Creo que alguien tiene problemas del corazón...

Después de revisar mi teléfono, tomé del armario un lindo vestido amarillo, saqué ropa interior limpia y los dejé sobre mi cama, luego, tomé mi toalla de baño, dejé el celular en la mesita de noche y corrí a darme una ducha rápida.

Al salir al pasillo me detuve frente a la puerta de Matt, dudando si debería darle los buenos días o esperar a verlo en el comedor. Me decidí por lo segundo y continué mi camino al baño. Estaba tan feliz por lo que estaba surgiendo entre Matt y yo, que no podía dejar de tararear una boba melodía de amor.

Después de mi ducha, me envolví en la toalla y me dirigí a mi habitación, me vestí tan rápido como pude; arreglé mi cabello en una coleta alta y me apliqué un poco de maquillaje en mi rostro (el delineador no podía faltar) me coloqué unas sandalias blancas planas, después tomé mi mochila, arrojé dentro de esta el celular y la cartera, y bajé al primer piso.

Entré en la cocina con una sonrisa enorme pero lentamente se fue apagando cuando me encontré con Dan y mi madre ahí, charlando de lo más tranquilos. De repente, recordé todo lo que Matt me había revelado acerca de las dos personas que más admiraba en mi vida.

Mi madre me miró al instante en el que entré y me saludó sonriente. Estaba sentada al lado de Dan; ambos, con una taza de café entre las manos.

— buenos días cariño— Saludó mamá

— Si... hola...— desvié la mirada de ambos y me dirigí hacía la cocina— buenos días...— Tomé una taza de la estantería y me serví café

— Cielo, hay panqueques en la barra, para que desayunes— gritó mamá

Los panqueques estaban debajo de un contenedor de plástico transparente. Tomé un plato y me serví unos tres bastante grandes. Después me dirigí a la mesa y me senté frente a mi madre, sin siquiera mirarla a la cara.

— ¿Dónde está Matt? — pregunté al notar que no bajaba

— No lo sé cielo— Contestó Dan— tomó una llamada, aquí en la casa, y se marchó sin siquiera desayunar— Terminó, preocupado

— No sé qué te preocupa amor, tu hijo nunca desayuna con nosotros...— Continuó con un tono algo despectivo.

La interrumpí molesta, al saber el motivo por el que Matt no se sentía cómodo de sentarse a la misma mesa que ella:

— tal vez, él creyó que, como ayer sí almorzó con nosotros, hoy lo haría mamá. Sólo que ayer era una ocasión especial porque estaba Tom y, como es la única persona que verdaderamente le agrada de esta casa...

COLOREA MI CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora