-Creí que me gritarías un poco antes de aceptar hablar conmigo pero, no te quiero dar tiempo de cambiar de opinión, la mujer que escuchaste es mi jefa.
-¿porqué estaba tu jefa en tu casa a esas horas? -pregunté lo más relajada posible.
Matt suspiró, sonaba aliviado.
-ella y otros compañeros me acompañaron a casa. Cuando nos terminamos el alcohol que compramos ya era demasiado tarde como para que alguien se fuese. Les permití dormir aquí, no solo a ella, sino a otros cuatro compañeros, había otra mujer en el grupo, así que ellas durmieron en mi habitación y yo dormí en la sala con los chicos. Te juro que esa es toda la verdad, planeaba explicártelo cuando te llamé pero malentendiste todo y me colgaste... y luego no contestaste...
Casi podía percibir su cara haciendo un puchero.
-Tenia trabajo que hacer -. Soné más cortante de lo que quería sonar -. Además, ponte en mi lugar, no esta nada genial escuchar la voz de una mujer en la casa de tu novio...
-si. Comprendo pero... -suspiró -discúlpame caperuza... debí decírtelo cuando me invitaron.
-No puedo disculparte tan fácilmente Matt. No me molesta que salgas, no quiero que pienses que estas en la obligación de decirme todo lo que haces pero al menos pudiste haberme enviado un mensaje o contestar los míos.
-estaba un poco distraído...
-¿con la cerveza o con tus compañeras? No me gusta que bebas de más, siempre haces locuras cuando te embriagas.
-¡eso no es verdad! -su voz se alzó una octava, por más que intentó fingir serenidad.
-¿no lo es? ¿Quieres recordar lo de Lía? -no sabía que podía llegar a ser tan molesta.
Matt suspiró algo exasperado de repente.
-se supone que eso ya estaba solucionado.
-pues, 'eso' solo lo estoy usando de ejemplo para demostrar mi punto. Te disculpaste por besar a mi mejor amiga. Porque fue una estupidez de borracho.
-y se nota que ese asunto ya no te molesta ¿verdad? Y yo que creí que confiabas en mí... -murmuró llenó de sarcasmo.
Fruncí el ceño.
-por supuesto que confío en ti, pero no en el alcohol. Y, por mas que uses ese tono burlón, yo ya no estoy molesta por ese asunto del pasado, yo sólo trato de decir que, cuando bebes de más, haces tonterías...
-y soy tan estúpido como para cagarla a la primera cerveza ¿no?
Se supone que la enfadada era yo, no él. Matt había llamado para pedir disculpas pero algo no estaba funcionando bien. Como fuese, no iba a permitir que utilizara esa actitud conmigo.
-No. Pero eres tan estúpido como para enfadarte cuando alguien te señala un error. Así que si no te gusta lo que estoy diciéndote lo mejor será que hablemos en otro momento -y colgué su llamada mucho más molesta que antes.
Había decidido hablar con él para solucionar las cosas y, terminó siendo mucho peor. Ahora él se sentía ofendido y yo me sentía como una tonta.
Me recosté sobre la cama y cerré los ojos. Me sentía bastante exhausta, seguramente debido a las pastillas que había tomado. Seguramente caí dormida, porque cuando abrí de nuevo los ojos, mi habitación se encontraba en completa obscuridad; las persianas estaban cerradas, la luz apagada y la puerta estaba emparejada un poco. Afuera de mi cuarto se escuchaban voces que charlaban animadamente. Pude reconocer fácilmente la de Lía y supuse que una de las otras voces pertenecía a Seth, lo que me dejaba con la duda de saber de quien era la otra voz.
¿Será que Dan paso a revisar como me encontraba?
Me moví ligeramente de lado, hacia la izquierda. El cabestrillo que me había colocado la doctora cuando salí de su consulta me impedía moverme con agilidad y, mucho menos, me permitía recostarme completamente en la cama.
Con dificultades salí de la cama y camine hacia la puerta entre abierta. Lo primero que noté al salir al pasillo es que olía a comida y mi estomago gruñó en respuesta al olor. Lo segundo que noté es que la voz que desconocía le pertenecía a, nada mas y nada menos, que a Will.
Cuando me acerqué a la barra de la cocina me di cuenta de que Will estaba sentado ahí, mirando de frente a mi, así que se dio cuenta de mi presencia en el momento preciso en el que salí de mi habitación. Me sonrió amablemente y se levantó de su lugar para saludarme.
-hola Emme.
Antes de poder contestar su saludo, mi mejor amiga apareció frente a mis ojos y me abrazó con mucho cuidado.
-¡amiga! ¿Como te encuentras? Daniel me contó lo sucedido por teléfono y me pidió que te mantuviera vigilada.
Le devolví su delicado abrazo con la mano buena y palmee su espalda.
-me encuentro bien Lía. No te preocupes.
Detrás de ella se encontraba Seth, con una sonrisa divertida plasmada en su rostro tostado.
-Lía me hizo correr todo el camino hasta aquí -la acusó.
-lo supuse. -me reí mientras aun tenia a lía pegada a mi con un abrazo de oso.
-estaba preocupada pero cuando llegue estabas dormida así que no quise molestarte -se separó de mí y escaneo mi brazo lastimado.
-sí, creo que fueron los calmantes que me recetó la doctora. Me hicieron dormir un buen rato.
Will caminó hacia nosotras y también me miró preocupado.
-¿te duele? ¿Que te dijo la doctora?
Le sonreí, amable.
-estoy bien. Ya no me duele pero tendré que descansar unos días. No podré ir a trabajar estos días y mi brazo estará inmovilizado por, al menos, tres semanas.
Will frunció el ceño.
-que mal... en verdad lo siento, por mi culpa te lastimaste.
hice una mueca avergonzada y negué con la cabeza.
-no tienes nada de que disculparte. Todo fue mi culpa por andar a las carreras y no fijarme en lo que hago.
-pero sino te hubiese atrapado...
-me atrapaste, -sonreí -y yo me solté. La segunda caída fue por completo mi culpa. Así que, no te sientas culpable.
Él sonrió un poco en respuesta.
-igual y si necesitas algo, puedes contar con todo mi apoyo. -palmeó ligeramente mi hombro.
-muchas gracias Will -asentí tranquilamente.
Lía, que seguía a mi lado me rodeó la cintura con cuidado.
-Si Will, te agradecemos mucho tu fraternal ayuda -. Sonrió de forma muy extraña y nos miró bastante suspicaz.
Will levantó las cejas, seguramente extrañado de la forma en que Lía había agradecido su ayuda.
-De... de nada. -levantó los hombros, de repente muy nervioso, y fue a ayudarle a Seth en la cocina.
Lía me miró sonriente, con un brillo inusual en sus ojos claros.
-¿que sucede? -fruncí el ceño.
Ella levantó las manos en posición de defensa.
-Nada... -sonrió traviesa -bueno, si. Pero te lo contaré más tarde. Ahora mismo no. ¿Tienes hambre? Ordenamos pizza -sonrió de nuevo y me empujó hasta la barra de la mesa.
Agradecí de todo corazón que hubiesen pedido pizza y no tuviese que usar cubiertos. Dicen que más extrañas las cosas cuando no las tienes y, en ese momento, estaba extrañando por completo la movilidad de mi mano derecha. No sabia lo que tenía hasta que lo perdí. Incluso comer pizza era algo incómodo con sólo la mano izquierda, pero como pude me terminé dos rebanadas de salami con champiñones.
Justo estaba mordisqueando la orilla del pan cuando el teléfono de Lía sonó. Ella miró la pantalla bastante extrañada e hizo una mueca de molestia al contestar en un tono aburrido.
-¿que quieres? -murmuró mientras le daba un mordisco a su tercera rebanada.
Esperó a que la otra persona contestara y rodó los ojos.
-si. Aquí está. -esperó nuevamente y sonrió de lado -¿cómo se dice? -frunció el ceño y le gritó a su teléfono, alargando la palabra -adiooooooos...
Un gruñido surgió de su teléfono.
-¿si? -lía se volvió a poner en la línea y sonrió por la respuesta dada -claro, con gusto.
Ella me miró y estiró su brazo.
-te llama Matt, dice que en tu teléfono no le contestas -levantó las cejas curiosa -¿pasó algo?
Me mostré sorprendida y rebusque en mis bolsillos mientras negaba con la cabeza.
-creo que dejé mi teléfono en la habitación... -me estiré para aceptar el móvil de Lía y me levanté de la barra mientras le agradecía -gracias por la pizza -le sonreí a los chicos y comencé a caminar hacia mi cuarto. -Dime.
- ¿Sigues... muy molesta conmigo? -fue su primera pregunta.
Suspiré y me acaricié el entrecejo para intentar deshacer las arrugas de mi ceño fruncido. Tomé asiento en la orilla de mi cama antes de contestarle.
-Un poco, si. Pero también estoy enfadada conmigo. No debí de actuar tan infantil hace rato.
-lamento haber actuado tan idiota contigo caperuza -. Dijo rápidamente -Discúlpame. Pero... te juro que no hice nada malo, la mayoría del tiempo estuve con los chicos. En serio, te lo juro.
Inhale y solté el aire lentamente.
-yo también lo lamento. Saqué a colación cosas del pasado que ya habíamos solucionado. Me siento mal por ello.
Matt guardó silencio por unos instantes y también soltó el aire de repente.
-Vaya... tu nunca te disculpas conmigo -hubo una nota de humor en su suave voz.
Automáticamente, su voz grave y pausada, me devolvió el buen humor.
-Me disculpo cuando sé que yo tuve la culpa. No cuando alguien me obliga a tomar medidas extremas para proteger mi dignidad, como por ejemplo, tirarlo a una piscina.
Matthew soltó una carcajada mucho más relajada.
-Esos solo paso porque alguien estaba actuando como una sabelotodo...
Chasqueé con la lengua y recordé algo importante.
-Eso solo fue porque alguien se quiso pasar de listo -rodee los ojos- Como sea, dime algo. -le interrumpí su plática relajada.
-¿hmm?
-¿qué... que tan joven es tu jefa...? -me dije a mi misma que era simple curiosidad.
Al parecer, a Matt le resultó tan divertido, que intento ahogar su risa.
-¿en serio? ¿Prometes no colgarme?
-Lo prometo. -Me mordí la lengua.
-Mmm... Pues... veamos... -fingió pensarlo durante varios segundos -luce como de unos treinta y tantos...
Demasiado joven... hoy en día, las mujeres buscan hombres menores...
-pero en realidad tiene unos cuarenta y cinco -continuó Matt, tan tranquilo como si hablara del clima.
-y... ¿es bonita?
-supongo que lo es.
¡Mierda!
-ah...
-¿solo eso dirás?
-¿si?
-pero ¡¿que demonios piensas mujer?! Podrían quitarte al amor de tu vida y tu solo dices 'Ah'
-Matt, el amor de mi vida es Ron Weasley. Así que no me presiones....
Él suspiró de nuevo.
-muy bien, muy bien, caperuza. Pero esperaba que dijeses algo más... no sé, apabullante...
-tu me confundes demasiado -. Suspiré exasperada -¿Esperas que sea celosa, o que no lo sea? Porque, cuando lo soy, entras en pánico...
-No entro en pánico pero, mientras no te enfades de nuevo lo suficiente como para colgarme el teléfono y no responder mis llamadas. Por mi esta bien que defiendas tu territorio nena.
-En primera, ya me estabas exasperando, en segunda, no contesté tus llamadas debido a que dejé el teléfono en mi habitación y no lo escuché, y en tercera, ¿tu eres mi territorio?
-En primera, lamento eso, en segunda, lamento ser tan paranoico, y en tercera, sip, soy tu territorio y estoy casi explorado por completo caperuza. Asi que, ¡pelea por tu territorio!
-ah. Matt -le advertí -eres un bobo y no voy a caer. Me niego a ponerme celosa de nuevo. Tu solo quieres burlarte de mí.
-de acuerdo. De acuerdo. No tentaré más a mi suerte -volvió a reírse a través de la línea y, de pronto, calló -pero, quiero asegurarte algo cielo. Para mí no hay una chica más preciosa que tú.
-más te vale -sonreí tontamente -porque, para mí, no hay tipo más apuesto y ligón que tú.
-estaba de más lo de ligón pero lo acepto.
-no te quedaba más remedio, ligón -sonreí y me acomodé en la cama -y por cierto, ¿que tal va la carga de trabajo?
-hemos logrado aminorar la carga. Así que, si seguimos trabajando al ritmo en el que estamos trabajando, terminaremos antes de navidad.
-Lo que significa que...
-tampoco podré ir este fin de semana nena.
-oh... ya veo...
-lo siento caperuza. Por favor no te enfades...
-No. Esta bien. Tu debes cumplir con tus obligaciones.
-todo esto lo hago para estar libre los días de navidad -la voz en el teléfono sonaba un poco preocupada -de verdad que es por eso...
-Entiendo Matt. En serio.
Aunque eso no quita que me sienta bastante sola...
-no estas molesta, ¿verdad?
-ya te había dicho que no, así que tranquilo.
-estas... ¿estas bien? ¿Estamos bien?
-todo esta bien Matt. Descuida.
Él soltó el aire de repente.
-me alegra cariño. Y ahora que está todo resuelto, cuéntame ¿como te va a ti en tu día a día? ¿Ha pasado algo interesante?
Decidí que no era el momento correcto para decirle lo de mi accidente. No quería que se sintiese presionado por querer venir a verme y no poder hacerlo.
Después de todo, mi accidente no había sido grave y no era bueno preocuparlo.
-Nada nuevo. Lo de siempre; trabajo, trabajo y más trabajo.
-mi novia es una chica responsable -su tono era de orgullo total.
-trato de serlo, novio. -le dije juguetona.
-lo eres. Eres lista, guapa y tienes el trasero más bonito que puede haber en el mundo.
-pudiste haber omitido lo del trasero pero gracias.
-¡jamás! Nunca omitire tu trasero caperuza. Lo tengo bastante presente en mis sueños más húmedos... tan solo recordar su redondez y lo suave que es me hace suspirar...
-¡Matt!
-¡¿qué?!
-eres un pervertido... -se supone que estaba tratando de echarle bronca pero estaba sonriendo.
-estoy perversamente enamorado. Lo cual es totalmente distinto.
-pervertido... -la palabra me salió en medio de un bostezo.
-nena ¿tienes sueño?
-yo... -no podía decirle que el sueño se debía, seguramente, a las pastillas que había tomado y que ya me habian hecho caer rendida una vez el dia de hoy-supongo que no he descansado lo suficiente...
-ahora yo te lo digo. Procura no desgastarte tanto. Cuida tu salud y duerme bien.
Asentí inconscientemente.
-claro. Lo haré.
-será mejor que duermas un poco caperuza. Te llamaré después. ¿Te parece bien?
-me parece perfecto -otro bostezo asomo su fea cabeza -mientras tanto, buscaré mi teléfono.
-Deacuerdo nena. Que tengas dulces sueños caperuza. Sueña con tu lobo feroz.
-vamos... todos sabemos que el lobo feroz es un tierno cachorrito...
-¡Hey! Te prohíbo arruinar mi reputación de esa manera. Debo de mantener mi imagen de canalla intacta. Eso ha enamorado a las chicas.
Estaba a punto de cerrar los ojos cuando escuché esa última parte.
-intenta ponerme celosa de nuevo y no hablaré contigo hasta año nuevo...
-bien, bien. Me rindo y me arrepiento de mis pecados dulzura. Duerme bien cariño.
-gracias -sonreí -te llamó al rato.
-estaré esperando tu llamada. Siempre esperaré por ella.
-¡deja de ser tan romántico! Se vuelve algo casi imposible cortar la línea cuando me hablas así... no es justo...
Matt comenzó a reír satisfecho, se despidió de nuevo y terminó la llamada. Miré el teléfono de Lía por unos cuantos segundos, bastante ensimismada en mis pensamientos como para notar la presencia de mi amiga en el marco de la puerta.
-¿Sucede algo malo?
Di un pequeño respingo ante su pregunta.
-Nada -negué con la cabeza y le sonreí tranquila -Matt y yo discutimos por una estupidez pero nada que no se haya podido solucionar.
Ella levantó una ceja curiosa y se acercó a la orilla de la cama.
-Espero que te haya pedido disculpas por lo que sea que haya hecho.
Asentí divertida por su tono amenazador.
-lo hizo. Y yo también me disculpe por mis errores. Así que está todo bien -me encogí de hombros.
-supongo que está bien entonces. -Se recargó sobre sus manos hacia atrás, y levantó la cara hacia el techo de la habitación.
Después de unos minutos en silencio pregunté:
-¿Donde están los chicos?
-Will ya se fue a casa y Seth está mirando una serie en su teléfono.
-Ah. Que bien -. La miré de arriba hacia abajo. Sabía que algo le pasaba. Como si supiese un secreto y se muriera por gritarlo -. Porque, al parecer, alguien se muere por decirme algo -. Sonreí de lado.
-¡Ah! Claro... -chasqueó los dedos como si se hubiese acordado de repente que tenia algo que decir. -Es verdad, yo tengo algo que decirte. Algo de lo que me acabo de dar cuenta... -cruzó las piernas y se inclinó hacia mí.
-Y ¿que es?
Ahora si que estaba curiosa.
Lía sonrió triunfante y me guiñó un ojo.
-Le gustas a Will.
ESTÁS LEYENDO
COLOREA MI CORAZÓN
RomanceElla vivía en un mundo color de rosa. Él sabía que el mundo estaba pintado con muchas tonalidades diferentes... Emmeline Hood está cansada de intentar que Matthew Denell, su hermanastro, cambie su conducta tan atrofiada. Sin saber que la única forma...