62. JINSIL

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Trague saliva al notar como mi madre comenzaba a ponerse cada vez más tensa en su asiento, cuanto más miraba a Matt, más color rojo invadía su rostro. Matt, por su parte, la ignoró por completo y tiró de mí para que lo siguiese hasta donde Charlie hacía el desayuno.

La saludamos alegremente y logré esconder mis nervios a flor de piel, causados por las miradas acusadoras que mi madre me lanzaba desde la mesa. A su lado, Daniel se mantenía callado e impasible, pero las manos que tenía firmemente entrelazadas sobre la mesa, me decían que estaba intentando mantener a raya sus emociones. Esperaba que se debiese al mal comportamiento de mi madre y no a la aparición de Matt en escena.

Tranquila, por cómo se saludaron en la fiesta de compromiso, deben de estar en buenos términos.

Más que nada, temía que mi madre hiciese un escándalo que pudiese hacerle daño al bebé que llevaba en su vientre. En ese momento, Tom se acercó a nosotros sin que yo lo hubiese notado.

—Chicos ya casi está listo, vayan a sentarse en lo que les sirvo el café —nos empujó hacia la mesa en forma de rectángulo.

Estaba tan nerviosa que no había podido notar lo linda que se miraba la cocina. Con estantes de color caoba y los colores blanco y gris contrastando en perfecta armonía, daban un toque pulcro y, a la vez hogareño, al lugar. La mesa estaba en el centro de la cocina y contaba con seis sillas alrededor de ella, mi madre ocupaba uno de los lugares de cabecera y Dan estaba sentado a su derecha.

Tom me hizo sentarme a la izquierda de mamá, quien aprovechó para lanzarme su mejor mirada de reproche. Matt se sentó al lado mío mientras Tom comenzaba a servir el café. Cuando probé el líquido caliente, sentí como si estuviese bebiendo algún tipo de ácido que me quemase por dentro, se me dificultaba tragar y creí oír mi corazón galopar a mil por hora.

Nadie decía nada y Tom y Charlie estaban muy ensimismados en sí mismo como para notar la tensión formulada en el ambiente pero ahí estaba, flotaba en el ambiente y te envolvía como si fuera una capa de electricidad que al menor movimiento te dejaría frito. Mi madre enviaba a Matt todo tipo de mensajes malintencionados con tan solo torcer un poco la boca pero éste se mantuvo al margen e ignoró todo sutil movimiento provocador.

— ¿y bien? —Finalmente mi madre se atrevió a preguntarle a Tom — ¿cuál es la insistencia por la que nos pediste no faltar a este desayuno?

Tom ignoró el tono mordaz de las palabras de mamá y sonrió tranquilizador.

—Todo a su tiempo mamá —se acercó con un par de platos con panqueques a rebosar —primero que nada, intentemos desayunar a gusto, en familia. Hace mucho que no nos reuníamos todos juntos y hoy es aún más especial debido a que mi prometida está con nosotros —le envió todo su amor a través de la mirada a la aludida —así que, te pido mamá, que calmes tu temperamento y desayunes serenamente —mi hermano usó una voz bastante autoritaria pero cubierta de amabilidad.

Charlie comenzó a traer otro plato con tocino y huevos revueltos mientras que Tom sacaba del frigorífico una jarra con jugo de naranja y un tazón con fruta variada.

Ante tal imposición por parte de mi hermano, a mamá no le quedó más remedio que aceptar su petición de buena manera, y asintió en total de acuerdo, sin mirar a nadie en específico. Daniel le dio unas palmadas reconfortantes en su mano, antes de soltarla y tomar su taza de café.

Punto para Tom

Charlie y Tom se sentaron con nosotros a la mesa, mi hermano quedaba justamente frente a mamá mientras que su rubia prometida se sentó frente a Matt.

Mi hermano intentó crear una conversación banal mientras comenzábamos a tomar nuestro desayuno.

—así que ¿qué les pareció la cena de compromiso? Los padres de Charlie se hicieron cargo de los arreglos.

COLOREA MI CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora