34. HAMARTIA

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—Oye, así no fue como sucedió...—gruñó Matt

Sus palabras me dejaron inmóvil. No entendía lo que estaba escuchando, o más bien, me negaba a comprender sus palabras. Sentí como si alguien me hubiera golpeado en el estómago y me sacara el aire en tan solo unos segundos.

Me sentía claustrofóbica y con ganas de vomitar. Quería llorar y quería gritar como loca pero, en lugar de eso, guardé silencio y traté de desaparecer por donde vine sin que ninguna de las dos personas que estaban charlando me viese.

Por desgracia, la mala suerte me perseguía y, a mitad de las escaleras casi choco con Rob en mi intento de escapar de ese lugar.

El grito de sorpresa que provoqué en Rob al chocar con él, alertó a las dos personas que se encontraban en tan íntima plática en la parte de arriba.

Rob me tenía sujeta por los hombros para que no me cayera pero, al escuchar la voz de Matt llamándome me deshice del agarre como pude y corrí escaleras abajo sin detenerme ni un sólo segundo. Esquivé a algunos comensales mientras huía y no me detuve a dar ningún tipo de explicación o disculpa.

Salí hacia la acera y continúe corriendo, crucé el estacionamiento y salí en dirección a la avenida principal. Mientras lo hacía, me atreví a mirar sobre mi hombro y, me di cuenta de que Matt corría tras de mí y cada vez se acercaba más.

Me detuve en la avenida; a pesar de ser lunes había mucho movimiento de autos, rogué al cielo que un taxi pasara mucho antes de que Matt me diera alcance. El destino me impidió salir impune con mi orgullo y, tal como lo pensé, Matt me dio alcance antes de que pudiese salirme con la mía. Me tomó fuertemente del brazo y me detuvo en el lugar. Su voz se escuchaba ansiosa.

— Emme, espera por favor. Escúchame...— noté que al menos, ya traía puesta la camisa

Tiré de mi brazo, totalmente furiosa

— ¡suéltame! No me toques— ni siquiera me tomé la molestia de mirarlo al rostro. No podía permitírmelo porque sabía que lloraría tan solo al verlo.

—Emme, por favor. Déjame hablar contigo...yo...

Vi un taxi vacío acercarse rápidamente le hice señas para que se detuviera, me trepé en él lo más rápido que pude y le grité ansiosa al conductor que avanzara cuando Matt trató de abrir la puerta. El auto arranco en seguía y Matt solamente alcanzó a tocar el cofre del auto al salir corriendo tras de él. Gracias a todos los dioses que el conductor me hizo caso de inmediato y arrancó entre los demás autos sin que Matt pudiese hacer algo para detenerlo. Cuando miré por la ventana trasera observé a lo lejos a Matt llevarse las manos a la cabeza casi con frustración. Solo en ese momento, permití que unas silenciosas lágrimas comenzaran a derramarse por mis mejillas.

Me sentí completamente devastada y engañada por dos de las personas en quienes más confiaba en mi vida.

—señorita, ¿se encuentra bien?

—sí, muchas gracias...—traté de limpiarme de la cara las malditas lágrimas, quienes se empeñaban en seguir brotando. Odiaba llorar frente a los demás.

—disculpe que la moleste pero, ¿a dónde quiere que me dirija exactamente?

No quería ir a casa. Si Dan me había hecho caso y había ido por mi madre a la tienda, seguramente se encontrarían allí y, no quería saber sobre otro conflicto más, al menos por el momento. Además, estaba completamente segura de que Matt iría a buscarme allí, sería el primer lugar en el que pensaría buscar.

Decidí darle al conductor la dirección de Cameron mientras que se me ocurría donde esconderme.

Antes de llegar a la entrada del rancho le envié un mensaje a Cam para preguntarle si se encontraba en casa y si podía recibirme por un rato. Me contestó que efectivamente estaba en casa y que Angie estaba con él, pero que no había ningún problema en que fuera un rato. No me gustaba incomodar a Cam pero, no tenía a dónde más ir. Justamente, eso fue lo que le dije nada más llegar a la puerta de su casa y verlo abrirme la puerta.

COLOREA MI CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora