8. CLOSER

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El rostro de Matt era todo un poema, se le notaba a kilómetros el fastidio que le provocaba la chiquilla arrodillada frente a él.

— ¿Qué piensas tú que está pasando niña?— se atrevió a contestarme la muy perra.

— Lo siento mocosa, creo haber oído que me llamaste niña...

Comencé a avanzar hacia ellos, Joan todavía agachada frente a Matt, éste último con la caja aun entre brazos, apenas aguantando el peso.

— Y lo que veo yo, es a una pequeña zorra tratando de quitarle el pantalón a mi novio...— llegué hasta ellos cuando Joan se enderezó frente a Matt, quien se apartó rápidamente de ella y dejó la caja, por fin, en el suelo.

— Pues yo no les creo para nada, — se cruzó de brazos enfrentándome— es estúpido que, de un momento a otro, Matt tenga novia, yo no me lo creo. Tú no eres su novia. Si lo eres demuéstralo...

En ese momento Matt abrochó el botón de su pantalón muy molesto. No me había dado cuenta que lo tenía así.

Esa mocosa maldita ¿Cómo se atreve?...

— Joan, ahora si te pasaste de la raya— le recriminó Matt mientras le señalaba con el dedo.

— Déjala Matt— coloqué una mano en su brazo y, con toda la calma que pude reunir me dirigí hacia Joan— mira niña, yo no tengo porque demostrarte a ti nada, lo que yo haga o no con MI NOVIO— enfatice la palabra— no es asunto tuyo.

— ¿Ni siquiera porque te diga que TU novio y yo nos besamos?

Me descoloque por unos segundos. Ese hijo de perra me debe una muy buena explicación

— Emme...eso no...— comenzó Matt pero alcé una mano para callarlo

— Descuida, — le dije de tal forma que pareciese cariñosa, manteniendo la vista fija en ella— se lo harto que estas de esta mocosa, y no pienso caer en sus jueguitos de adolescente rechazada— sonreí— porque eso es lo que eres cariño, una mocosa que cree que, por tener dieciocho años, ya es toda una mujer, pero ¿sabes qué? Una mujer jamás se comportaría como lo haces tú, una mujer decente jamás apostaría su dignidad por alguien que ya tiene una relación y que no demuestra ningún tipo de interés hacia ella. Lo único que estás logrando es quedar en ridículo.

— ¿cómo te atreves?— alzó su mano para intentar golpearme pero Matt la detuvo.

— No, — dijo Matt en un tono que decía todo lo molesto que estaba en esos momentos— ¿Cómo te atreves tú a mentir acerca de mí frente a mi novia y tratar de golpearla en mi presencia? Te estás pasando Joan y esta es la última advertencia educada que te doy.

— Pero Matt yo...— suplicó Joan

— ¡pero nada!— le gritó Matt

— Niña ya mejor lárgate a hacer tu trabajo— le dije en un tono neutral— porque, sí a lo que vienes, en lugar de trabajar, es a actuar como una puta, déjame decirte que aquí estás desperdiciando tu talento. Digo, ¿para que cobrar como mesera si podrías estar cobrando mucho mejor por lo que ofreces gratis?

Matt no pudo evitar la carcajada, soltó el brazo de Joan y ésta salió corriendo de la bodega con la cara completamente roja.

— Cielos caperuza, has adquirido un nuevo nivel de respeto frente a mis ojos, ¿Quién diría que podrías ser tan mala...?

— Ah no Matt, — me giré a verlo llena de reproche— ni te atrevas a reírte que todavía me tienes que explicar algo, ¿para qué me pides hacer todo este teatrito si de todas maneras ya te habías enredado con esa mocosa?

COLOREA MI CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora