56. MONOGATARI

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En el camino hacia el hotel perdimos de vista el auto de Seth y llegamos al lugar por nuestra cuenta. Al parecer, Seth y Lía habían hecho algunas paradas porque, cuando llegamos a recepción, la señorita que nos atendió nos informó que las reservaciones que habíamos hecho por internet se habían perdido. Matt estaba intentando conseguir una nueva cuando nuestros 'responsables' amigos aparecieron por la entrada.

Esta vez fue mi turno para mirar a Lía de mala manera.

— ¿Qué sucede? —levantó las cejas sorprendida de verme molesta.

—Lía, ¿cuál fue el límite de espera que le colocaste a las reservaciones?

Mi despistada amiga hizo una mueca de dolor.

— ¿Había un límite de espera?

— ¡Santo cielo! —Exclamé —sabía que debía de haberme encargado de las reservaciones... ahora nos hemos quedado sin habitaciones... —suspiré

Seth se acercó a mí y me dio mi bolsa de viaje, la había puesto en su maletero esta mañana.

—Lo siento Emme, sólo pasamos por gasolina. Lo juro —me miró con sus ojos de cachorrito arrepentido.

— ¿Por gasolina?

Lía juntó sus manos suplicantes.

—Te juro que es verdad

Miré de uno a otro y asentí soltando un resoplido.

—Muy bien. Les creo —señalé a Lía —pero eso no te exonera de no haberte fijado en el límite de tiempo para la reservación.

El lugar era pequeño pero también era bonito y barato, es por eso que se llenaba fácilmente, debido a eso, existía un límite de espera en cada reservación.

— ¿Qué hace Matt? —preguntó Seth y lo señaló detrás de mí.

—Está intentando negociar alguna otra habitación...

En ese momento Matt se acercó a nosotros con una sonrisa aliviada.

—Listo —mostro la tarjeta llave que tenía entre sus manos y se la entregó a Lía —aquí tienen, la llave de su habitación.

— ¿También nos conseguiste una a nosotros? —Lía acepto gustosa la llave.

—Ehm, sip. De hecho, el cuarto que estaba peleando era para ustedes. Me di cuenta de que Seth se había desviado del camino principal y que se dirigía a la gasolinera, esperaba que fuese esa su intención y no el perderse por algún sendero del lugar. Por eso mismo les busqué una habitación.

—Pero, ¿y la de Emme? —lía parecía confusa

—Yo tengo ya una habitación en este hotel, así que Emme puede quedarse conmigo, no podía discutir con la mujer por dos habitaciones perdidas por nuestra culpa sin estar seguro de que ustedes volverían

Seth murmuró

—Qué poca fe nos tienes...

—Pues sí. Les tengo muy poca.

Miré a Matt indignada

—Y ¿cómo sabes que yo estaría de acuerdo acerca de quedarme contigo?

El me miró, seguro de sí mismo y divertido.

— ¿No lo estás? —Frunció el ceño —si no lo estabas no tienes de otra... a menos que quieras escuchar a estos dos toda la noche...

Negué con la cabeza e hice una mueca de asco

—No, muchas gracias...

Se encogió de hombros divertido y me quitó la bolsa de las manos.

—Yo la cargo nena —sonrió y se despidió de ellos —nos vemos mañana, vamos Emme —. Se dio la media vuelta y se dirigió al ascensor del lugar.

COLOREA MI CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora