El rostro de Matt era una máscara de indiferencia que, yo sabía, era el conteo regresivo de una bomba de emociones por explotar, podía entender por qué pero no es como si estuviese haciendo nada malo con Will. En automático la alegría que sentí al verlo se transformó en molestia, llevábamos casi dos semanas sin vernos y la primera cara que me muestra es esta.
Fruncí el ceño y le contesté secamente.
—este chico se llama William, —señalé a Will — es mi vecino y está aquí para saludar.
Will se adelantó unos pasos y extendió la mano para saludar a Matt.
—mucho gusto, soy el vecino de Emme.
Matt hizo un leve asentimiento con la cabeza como saludo y se cruzó de brazos, ignoró a Will por completo y me miró fijamente hasta que reparó en mi muñeca inmovilizada.
— ¿qué te sucedió en la muñeca? —frunció el ceño.
Me sonrojé un poco y trate de cubrir la muñeca con la mano izquierda.
—eh... bueno, yo...
—Disculpen —Will carraspeo —creo que yo ya debo retirarme —paso la mirada por Matt unos segundos y después se dirigió hacia mí —nos vemos luego Emme, cuídate —sonrió levemente y camino hacia la puerta.
—hasta luego Will.
Cuando mi joven vecino salió por la puerta, el silencio se hizo presente en el departamento hasta que Matt decidió romperlo.
— ¿desde cuándo los vecinos abren la puerta de sus vecinas? —pronuncio con sarcasmo, sin esperar respuesta alguna
Resople.
—Él solo me hizo un favor, —explique —cuando llego yo estaba comiendo y ensucie mi blusa. Fui a cambiármela y fue justo en ese momento que tú llamaste a la puerta, lo único que Will hizo fue ayudarme un poco mientras me cambiaba.
—y ¿tuviste la suficiente confianza para quedarte a solas con un extraño mientras te cambiabas de ropa? ¡¿En qué cabeza cabe mujer?!
Fruncí el ceño. No me gustaba que me dieran sermones.
—Will es un chico inofensivo y, de todas maneras yo puedo cuidarme sola.
—sí, claro. Se nota que puedes —se rio y señaló mi mano derecha — ¿vas a decirme que te pasó en la muñeca?
Suspiré, resignada a decirle la verdad.
—el lunes tuve un accidente mientras trabajaba y sufrí un esguince en la muñeca, no es nada grave así que solo necesita unos días de reposo...
— ¿desde el lunes?
Asentí. Yo lo conocía, él estaba molesto
—y no me lo dijiste porque...—dejó la frase sin concluir a propósito, esperando una explicación.
—porque no era nada grave y no quería preocuparte...
—por lo tanto, tuve que enterarme por otras personas y no por ti —. Afirmo mientras avanzaba hasta la pequeña sala.
Lo miré sorprendida de que ya supiese lo de mi muñeca. Le pedí a Lía que no le dijese nada así que, ¿Quién podría habérselo dicho?
—se lo que te estas preguntando —se recostó sutilmente en el brazo del sillón y nuevamente se cruzó de brazos — y la respuesta es Tom. Ayer él me comentó, como si yo estuviese enterado, de que mi novia se había caído de las escaleras por ir tarde como siempre, y no porque estuviese trabajando. —sonrió si alegría —cuando notó que no sabía de lo que estaba hablando, soltó una maldición y comenzó a contarme todo desde un principio. Increíble que tú me dijeras que tenas mucho que hacer en tu trabajo cuando en realidad no has ido desde el martes —. Negó con la cabeza.
—no te dije nada porque tú estabas ocupado, simplemente no quería preocuparte en vano.
Ignoró mi comentario y siguió hablando.
—y para colmo, vine lo más rápido que pude a verte, y me abre la puerta ese niño mientras tu sales de tu habitación tan campante como siempre.
— ¿estas molesto porque no te dije lo de mi accidente o porque encontraste a Will aquí?
—por ambas cosas, Emmeline. ¿Cómo no estarlo cuando la señorita honestidad exige que le diga todo lo que me pasa pero ella comienza a mentir?
Fruncí el ceño.
—yo nunca te he exigido que me cuentes cada uno de los pasos que das. — Me adelanté hasta tenerlo frente a frente y lo apunté con el dedo —Y si lo dices por que el lunes me enfade contigo, déjame decirte que es totalmente diferente...
— ¿ah sí? ¿En que es diferente? —me alentó a contestar.
—yo no podía ver lo que estaba sucediendo en tu departamento.
—y yo si pude ver lo que estaba sucediendo aquí pero ahí si debo suponer que es un malentendido ¿no?
—ya te dije que es diferente... yo no hice nada malo y me molesta que creas lo contrario.
— ¿Por qué Emme? ¿Por qué es diferente? —se levantó de su lugar y quedo parado frente a mí —porque yo sí puedo llegar a cagarla y tú no ¿es eso?
Ese comentario me hirvió la sangre. Sobre todo porque Matt estaba leyendo mí mente como si se tratase de un libro abierto.
—no pongas palabras en mi boca que yo no dije...
— ¡vamos Emme! —Levanto la cabeza hacia el techo mientras soltaba el aire frustrado —no hagas como si no lo hubieses pensado, se honesta por favor... —levanto los brazos y los dejo caer en seguida.
Negué con la cabeza, planeaba desmentirlo pero lo que salió de mi boca fue:
—Después de todo, tu siempre has sido un ligón —me encogí de hombros totalmente desanimada.
¡Idiota! ¡Idiota! ¡IDIOTA!
Matt abrió mucho los ojos y un ligero sonrojo cubrió su cara.
—Pues... muchas gracias por el voto de confianza... yo creí que ya había quedado claro todo entre nosotros pero ya veo que tú sigues sin confiar en mí... —comenzó a caminar hacia la puerta, bastante decidido a irse.
—no... Matt, espera. Yo no..., eso no era lo que yo quería decir —murmuré tras de él pero no sirvió de nada para detener su camino.
¿Cómo decirle que el problema era la poca confianza que aún tenía en mi misma y no en él?
Se detuvo ante la puerta cerrada y hablo sin siquiera mirarme. Yo estaba detrás de él, impaciente.
—solo quería venir a ver como estabas, ya vi que te encuentras bien, así que será mejor que me vaya.
— ¿re... regresas a san Antonio? —pregunté titubeante
—probablemente lo haga mañana. —Contestó serio — Mientras tanto iré a ver a Cam. —abrió la puerta y salió sin decir ni una palabra más.
Felicidades Emmeline Hood. Eres la mas grande idiota del planeta tierra.
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COLOREA MI CORAZÓN
RomanceElla vivía en un mundo color de rosa. Él sabía que el mundo estaba pintado con muchas tonalidades diferentes... Emmeline Hood está cansada de intentar que Matthew Denell, su hermanastro, cambie su conducta tan atrofiada. Sin saber que la única forma...