I'm Your Crime

Anillo

-Sí...- respondí en voz baja, después de algunos segundos. Los labios de Matt se habían abierto ligeramente de par en par, como si hubiera ahogado un grito de felicidad en su interior. Con mi mano aún entre la suya, colocó cuidadosamente el anillo de oro adornado con lo que parecían ser diamantes, en mi dedo. En su rostro se reflejó aquella sonrisa encantadora de siempre. Pero esta vez acompañada de un brillo en sus ojos, que jamás había visto. Cuando terminó, me arrojé a sus brazos, él se puso de pie y dio un par de vueltas conmigo. Mi corazón se salía de la felicidad. No podía creer que el amor de mi vida me hubiera propuesto matrimonio ahora. Para ser honesta, esto ni siquiera estaba en mis planes. Porque jamás creí que algún día me pasaría. Pero yo tampoco tenía ninguna duda. Lo amaba, y no quería a nadie más que a él para pasar el resto de mi vida.

~

-¿De dónde sacaste este anillo?- pregunté aún sin poder dejar de mirar mi mano izquierda. -No parece fantasía...
-No lo es, linda. Es real.- respondió Matt, mientras daba un masaje en mis pies.
-Debió haberte costado muchísimo.
-Nada realmente. La madre de mi abuelo se lo dio a él, mi abuelo se lo dio a Miros... y Miros me lo dio a mí... hace ya bastante...- explicó.
-¿Cómo si no salías con nadie?- fruncí el entrecejo.
-Porque ella estaba segura de que algún día encontraría a alguien a quién dárselo. En ese tiempo por supuesto que pensaba que eso era una total pérdida de tiempo y nunca lo tomé. A pesar de ello, Miros siempre lo dejó a mi alcance para cuando lo necesitara. Y ahora era el momento... Ella tenía razón.
-Me siento afortunada de ser la que te hizo cambiar de opinión.- sonreí orgullosa.
-No...- negó con la cabeza. -El afortunado siempre voy a ser yo. Bajé mis pies de su regazo, me senté de frente encima del mismo, y deje cortos y traviesos besos en sus labios.
-¿Qué le diremos a mi padre?- pregunté deteniéndome.
-La verdad, bonita. Sé que tal vez no se lo tomará muy bien, pero... estoy dispuesto a enfrentar lo que sea para casarme contigo.- dio un toquecito en mi nariz con su dedo índice. -Lo invitaremos a cenar y se lo diremos.
-¿Cuándo?- dije emocionada.
-El fin de semana, preciosa. Por ahora debes quitarte ese anillo, cuando él esté presente.- hice un puchero.
-Pero me encanta traerlo puesto. Apenas me lo diste y ya no me lo quiero quitar nunca.- dije admirando mi mano izquierda.
-Lo sé, linda. Pero será mejor que no se entere por él mismo de manera abrupta. Nosotros se lo diremos, y todo irá mejor.- aseguró.
-Vale, haré lo que dices...- suspiré.
-Buena chica.- dio un fugaz beso en mis labios.

Matt:

La noche había caído, y había sido la hora de regresar a mi casa. Apesar de todos mis problemas, no había podido dejar de sonreír ni un momento. Courtney me hacía tan feliz, y hoy me había hecho el hombre más feliz de todo este mundo de porquería. Sin poder callar más, tomé mi celular y envié un mensaje a Zacky.

Matt: Hermano, necesito que vengas.

Zacky: Voy de inmediato.

Me sentía como un niño. Quería gritar y brincar por todos los muebles, tan sólo para poder liberar esta emoción. Se sentía tan bien, que mis ojos con frecuencia se cristalizaban. Jamás en mi vida imaginé sentir algo como esto.

Después de un par de minutos transcurridos, llamaron a la puerta.

-Hermano, soy yo...- dijo Zacky desde afuera. Intenté dejar de sonreír como patético imbécil enamorado y abrí la puerta.
-¿Qué sucedió?...- preguntó mientras entraba y caminaba hasta la sala. -¿Bain te contactó?
-Nope.
-¿Alguien te siguió?, ¿notaste algo extraño mientras venías de regreso?
-Nope.- dije mordiendo internamente mis mejillas.
-¿Entonces qué?- mi sonrisa emergió nuevamente. -¿Me he perdido de algo?- frunció el entrecejo. -Oye, viejo, no me gustan las bromas...- dijo al ver que sonreía de oreja a oreja.
-No se trata de ninguna broma. Quería decirte algo..- reí.
-¿Y qué cosa es?
-Es Courtney...
-Joder, déjate de suspenso, hermano.- dijo ansioso.
-Le pedí que se casara conmigo...- Zacky abrió los ojos como platos. -¡Y dijo que sí, hermano! ¡Dijo que sí!- grité lleno de emoción.
-¡Santa mierda, hermano!- me abrazó. -¡Es grandioso, joder! ¡Muchas felicidades!- dijo tan entusiasmado como yo. -¿Pero no crees que Courtney aún es muy joven?- se separó de mí.
-Lo sé, lo sé... pero, hermano, no sé si voy a vivir mucho tiempo...
-Hey, no digas eso, yo te estoy ayudando y verás que todo irá bien, hermano. No tienes por qué pensar en eso.
-Hermano, tú sabes bien que estoy en graves problemas y sé que tratas de ser positivo, y créeme que yo también... Pero pensé en que si me va a pasar algo... no quiero morir sin que esa chica aceptara antes ser mi esposa.- Zacky suspiró. -La amo, Zacky y desde ahora ya no tengo dudas. Quiero que ella esté conmigo para siempre, no me interesa nadie más. Así que... ¿para qué esperar?
-Tienes razón, hermano...- sonrió orgulloso. -Yo tampoco tengo duda de que ambos se aman y se merecen muchísimo. Y estoy muy feliz por ustedes.- dio una palmadita en mi mejilla.
-Gracias, hermano...- volví a abrazarlo.