-¿Y...?
-Hijo, ¿usas protección?...- hice una mueca de incomodidad. -No me gustaría que alguna de ellas te pegara una de esas enfermedades.
-Abuela, vine a visitarte, no a que me interrogaras sobre mi vida. Ya no soy un niño y sé cuidarme solo.- dije irritado.
-Cariño, me preocupo por ti. Y como te digo, las mujeres no sólo son para eso. No somos un objeto. Si quieres encontrar a alguien que te quiera, debes dejar de lado esa actitud tuya de... sólo una noche.
-No necesito a alguien que me quiera, Miros.- bufé molesto.
-Eso dices ahora. Pero una vez que te llegue el amor, sabrás que yo tenía razón. Y querrás a esa chica para compartir tu vida entera.
-El amor no existe.- murmuré casi para mí mismo.
-¿No existe?... ¿Es que acaso no amas a tu abuela?- preguntó indignada.
-Claro que sí. Me refería al amor... de pareja.
-Tu abuelo y yo nos amábamos muchísimo. Él es y siempre será el amor de mi vida.- suspiró.
-Ya, ¿y cómo sé que ustedes no tuvieron sus aventuras con alguien más?- dije sarcástico.
-Pues claro que no. Hijo, yo me casé con tu abuelo, porque lo amaba, y no quería estar con nadie más. No podía ni siquiera imaginarme con alguien más. Y él... vaya que yo me habría enterado si hubiera tenido una aventura con otra mujer. En este barrio se sabía todo.- rió. -Pero yo siempre confíe en él. ¿Y sabes por qué lo hacía?... porque jamás me dio motivos para hacer lo contrario. Eso es lo que marca la diferencia, cariño.- sólo permanecí callado. -Sé que no has tenido suerte con eso. Pero eres tan joven, que no tiene ningún sentido que hayas perdido la esperanza tan rápido. - ¿y ella qué sabe? -Quiero enseñarte algo...- se levantó de la cama y caminó hacia su tocador. -Este anillo... me lo dio tu abuelo el día en que me pidió que me casara con él.- dijo mostrandome el anillo sobre la palma de su mano. -Es la única joya en toda esta casa que tiene un valor tanto monetario como sentimental. Y me encantaría que el día que encuentres a la indicada... se lo des.
-Miros...- rodé los ojos.
-Sí, sí, sé lo que vas a decir. Que esas son estupideces y una total pérdida de tiempo, porque nunca habrá nadie que te ame tanto como tú puedas amar a esa persona.- manoteó al aire. -Pero quiero que sepas que este anillo es tuyo, por si algún día cambias de opinión.- la miré con desaprobación. -Y también si algún día necesitas dinero, porque esto vale mucho.- solté una carcajada.
-Entonces supongo que después de todo sí servirá de algo.
-Sí, sí, pero si se puede evitar, es mejor. Quiero que este anillo se lo des a una persona especial, cariño.- me puse de pie ya un tanto molesto.
-Joder, Miros...
-¡Tu vocabulario, Matthew!- alzó la voz, molesta.
-Mierda, joder, carajo... yo digo las palabras que quiera, soy un adulto.
-No entiendo por qué te pones así. Te estoy dando algo que es muy importante para mí.
-Pero no voy a dárselo a nadie, Miros, ¿es tan difícil de entender?... No creo en el amor de pareja, ni creeré. ¡Simple y sencillamente porque nadie amaría a una persona como yo!
-Tú eres un buen muchacho...
-¡Mientes, mientes!- la señalé con el dedo índice. -Si de verdad pensaras eso dejarías ya de meterte en mi puta vida...- Miros se levantó enfadada.
-¡No me hables en ese tono, jovencito!- gritó.
-¡Pues dejaría de hacerlo si respetaras que lo único que quiero hacer es follar!- Miros dio una fuerte bofetada en mi mejilla. Su mirada de enfado no duró en cuanto se percató de lo que había hecho. Cubrió con ambas manos su boca, mientras sus ojos se cristalizaban. -Lo peor de todo es que tienes razón en desconfiar...- Miros permaneció en silencio. -No soy el niño bueno que tú piensas que soy, abuela. Ni siquiera sé quién soy ahora...- di media vuelta y caminé hacia la puerta.
-Cariño...- me llamó arrepentida. Pero no iba a regresar después de lo sucedido. No era la primera vez que Miros perdía la calma conmigo y usaba la violencia. Estaba harto ya de sus disculpas. De cualquier forma, lo que me dolía más era que prentendiera que fuera la persona que jamás seré.*Fin del Flashback*
Lloraba en silencio con el anillo entre mi mano derecha. ¿Cómo había podido ser tan cruel con Miros en numerosas ocasiones?, ¿cómo pude ser tan inmaduro? Me estaba percatando de lo mucho que mi abuela había sufrido por mi culpa. Ella siempre se esforzó por no perder la calma conmigo. Ahora reconocía que cada una de esas bofetadas me las merecía. Si tan sólo pudiera regresar el tiempo, pediría perdón por cada palabra hiriente que salió de mis labios. Pero ni así podía reparar el daño.

ESTÁS LEYENDO
I'm Your Crime
Fanfiction¿Alguna vez te has preguntado qué tan peligroso puede ser el amor?, ¿te has puesto a pensar en qué personalidad hay detrás de cada individuo que conoces?, ¿haz acaso imaginado en algún momento que eres cercana(o) a alguien peligroso?, ¿Y alguna vez...